Epílogo

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EPÍLOGO


La noche estaba en calma, una suave brisa recorría el lugar meciendo las copas de los árboles del Bosque Prohibido. La luna llena bajaba lentamente, vigilante. La superficie del Lago Negro estaba inusualmente agitada, como si en sus profundas aguas se desarrollara una batalla frenética.

Los grindylows sujetaban a Amelia con fuerza descomunal, arrastrándola con ellos. El pánico la embargaba al sentir como el oxígeno de su cerebro iba disminuyendo dejándola casi en la inconsciencia. Con la mente envuelta en neblinas y con las últimas fuerzas que le quedaban, trató de agitar los brazos y las piernas para soltarse y subir a la superficie para así poder llenar sus pulmones de aire.

Con cierta dificultad logró divisar una gigantesca figura que se acercaba velozmente, agitando los tentáculos con violencia, logrando espantar a los grindylows. Casi ahogándose, Amelia sintió que la criatura la envolvía con uno de sus brazos. Sintió que subía con rapidez mientras el calamar gigante la llevaba hasta la superficie del agua.

Al fin, con infinito alivio, pudo coger una profunda bocanada de aire, llenando sus pulmones y logrando despejar su cerebro. Reparó en que el calamar la había llevado hasta cerca de la orilla, con lo que ella pudo nadar hasta llegar a las rocas. Podía notar los incesantes chapoteos que producían los tentáculos al chocar contra el agua, seguramente ahuyentando a los grindylows que no se daban por vencidos.

Cuando alcanzó la primera piedra, se aferró a ella, impulsándose para salir del agua. Al cabo de unos segundos logró arrastrarse por la orilla, respirando débilmente y con la cabeza dándole vueltas.

Intentando coger más aire se giró en el suelo hasta quedar boca arriba con los pies aún en el agua. Un manto estrellado se extendía sobre ella. El aire puro llenaba sus pulmones y sus fosas nasales percibían el ligero aroma de las algas y la humedad del suelo sobre el que se hallaba. Quiso reír de alivio y de alegría por seguir viva. Cerró los ojos y respiró profundamente, sintiendo que sus esperanzas se renovaban.

El castillo dormía, la superficie del lago recuperaba su habitual calma y seguramente Tom creía que ella estaba muerta, o sino ya estaría ahí para terminar su trabajo.

Quería que él tuviera una sensación de falsa seguridad antes de regresar. Necesitaba que él siguiera creyendo que había muerto en el lago, siendo el festín de los grindylows.

Ella, por su parte, ya tendría tiempo de vengarse.

N/A: Muchísimas gracias a todos por haber leído esta historia, significa mucho para mí

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N/A: Muchísimas gracias a todos por haber leído esta historia, significa mucho para mí. Aquí no termina, pues empezaré a subir la segunda parte en breve. La podéis encontrar en mi perfil como "Matar a la Serpiente II". 

Espero que esta historia os haya gustado. Podéis comentarme cualquier cosa en un review. Lo que os ha encantado, lo que no, lo que esperáis de la segunda parte. Todo tiene cabida en un review :)

Gracias de nuevo.

Victoria Wolf (Muinesva).

Matar a la SerpienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora