A Amelia Adams le arrebataron todo lo que más quería y ahora lo único que desea es venganza.
Sabe bien que sin Voldemort las cosas serían distintas y por ello decide acabar con él cuando aún es Tom Riddle.
Pero para matar a la serpiente es nec...
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—CAPÍTULO CATORCE—
Ayuda inesperada
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Encontramos difícil encender una vela,
sin embargo es fácil maldecir la oscuridad.
Last ride of the day - Nightwish
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Durante toda la noche, Amelia no fue capaz de conciliar el sueño. Temía que alguien la hubiera visto actuar o que los demás mortífagos sospecharan algo. Se dijo que solo estaría tranquila en cuanto viera la tumba de Tom. Quizás Dumbledore no estaría muy contento con lo que había pasado, pero imaginaba que en el fondo se sentiría aliviado.
A la mañana siguiente, Amelia se presentó en el Gran Comedor visiblemente cansada. Unas ojeras adornaban su rostro y se seguía sintiendo ligeramente nerviosa mientras caminaba en dirección a su asiento habitual. Aún no se hacía a la idea de desayunar sin la constante charla de Anna y ahora echaba de menos su voz despreocupada. Con un leve suspiro cogió el tarro de mermelada y untó su tostada con una gran cantidad. Se permitió echar un corto vistazo a la mesa de Slytherin y sintió una gran satisfacción al ver que Tom ya no se hallaba con los demás. Una pequeña sonrisa de triunfo pugnó por formarse en sus labios, pero al final imprimió a su rostro un matiz de preocupación. Vio a Nott decir algo a Malfoy y a éste negar con la cabeza, absolutamente desconcertado.
No había hablado con Nott o Selwyn, incluso cuando hicieron el recorrido hasta la enfermería la tarde anterior no intercambiaron palabra alguna. Mientras seguían en las Tres Escobas, Selwyn, en un arrebato de valentía, había probado la cerveza de Tom, alegando que podría estar envenenada. Sin embargo, al no pasar nada, Nott le dijo que no fuera ridículo. Mas la jarra donde Amelia había vertido el veneno estaba vacía y nadie le prestó atención.
