Capítulo 7

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Capítulo 7

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Capítulo 7

Zack salió a hurtadillas del cuarto. Zoey dormía profundamente. No era necesario que ella se enterara de que la había dejado sola. Sabiendo bien qué hacer a pesar de que nunca lo había hecho, creó un escudo alrededor de su cama antes de salir.

Allí estaría a salvo por unos cuantos minutos.

Corrió y saltó por los pasillos para llegar al ala norte de las habitaciones, allí en donde dormían Mariska y Adam. Llegó primero al cuarto de la chica, que no estaba cerrado con llave en verdad. Mariska y su compañera de cuarto dormían de forma tranquila.

Si quería encontrar algo, debía ser muy silencioso. Caminó por la habitación. Había ropa tirada por todos lados. No sabía realmente qué estaba buscando en su cuarto, pero la conversación del otro día había sido demasiado seria como para ignorarla.

Brincó al escritorio que estaba lleno de papeles y los revolvió. Al minuto, decidió que aquello no tenía caso. La siguiente habitación prometía traer más suerte. Adam dormía junto al cuarto que había sido suyo y Zack agradecía que los padres de Franco se hubieran llevado al chico después de su muerte, porque ahora él estaba solo. 

La puerta esta vez sí estaba cerrada, pero podía abrirla sin hacer ruido alguno. Apuntó con su pata a la cerradura y esta se abrió tan silenciosamente que nadie podría haberse dado cuenta de no estar viéndola. Entró al cuarto muy despacio, pero notó enseguida que no había nadie en la cama. La pieza estaba vacía.

Primero pensó que era una gran ventaja, podría revolver todo lo que quisiera y buscar algún indicio de lo que Mariska había insinuado en torno a él. Su muerte era demasiado im- portante y no quería dejarla impune. Si alguien sabía algo, él lo averiguaría.

Caminó sobre sus patas traseras, recorriendo con los ojos el lugar. Todo estaba excesivamente ordenado para ser la habitación de un hombre, pero sabía que Adam era una persona muy perfeccionista. Tenía que tener cuidado al rebuscar, porque no podía dejar nada desacomodado.

A pesar de que no había pruebas en contra del muchacho que había sido su compañero, tenía el leve presentimiento de que allí había algo fuera de lugar, de que Adam realmente sabía algo. ¡Y para que Mariska lo hubiese notado! Realmente, allí había algo.

Dio un paso más y pisó un papelito cuadrado de color amarillo. El papel tenía pegamento; era de esos que se desprenden de un taco y se pegan en ciertos lugares como recordatorios. Se quedó adherido a su pata en cuanto la levantó. Era un post-it.

Desprendió el mismo y casi se le cae el mundo a los pies. El papel tenía tres simples palabras escritas, pero tres que le helaban la sangre y le gritaban que él no debería estar allí, sino del otro lado del colegio.

El papel decía: «Zoey C. Scott» 

Zoey.

Corrió tan rápido como pudo, recorriendo los pasillos a una velocidad casi supersónica. Sabía que él había ido por ella. Sino, ¿cómo es que no estaba en su cuarto y que tenía un papel con su nombre? No podía pensar en otra cosa

El dije [en Físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora