Voces

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Hoy Lisette tiene miedo, aunque no sabe la razón. Su corazón se encoge para que sus pulmones la dejen respirar mas rápido, sus manos tiemblan y trata de olvidarlo todo mientras observa por la ventana del bus. Una señora comienza a reprender a su hija y Lisette no puede evitar encogerse ante el recuerdo de las muchas veces que fue regañada de aquella manera. Siente miedo de su memoria y las voces no hacen mas que susurrarle recuerdos de su infancia.

¿No es una nimiedad asustarse por un simple regaño?

Pero, aunque lo sabe, no puede evitar encogerse. La ironía y el sarcasmo ahora son sus mejores aliados:

"Ríete de ti, en especial si todos lo hacen"
"Que se jodan todos, al diablo con el mundo"
"Mantén tu mente fría, no dejes que te dañen"

Aferrada a esas voces, Lisette continúa el viaje con un rostro imperturbable.
Pero una de ellas ha esperado el comentario adecuado para hundirla.

"¿Por qué debe irse el mundo al diablo? ¿Te crees tan especial? Tal vez, eres tú quien tiene que irse al diablo ¿Por qué no te vas?"

Las otras voces tiemblan y se apagan y Lisette siente saber la razón ¿Que tiene ella de especial como para mandar al diablo a todos? Ella lo sabe bien, nada cambiaría en el mundo solo porque ella muriera.

Le gustaría desaparecer.

Pero siempre hay consecuencias.

¿Qué dirán?

Cuando te suicidas tienes la culpa. Te llaman cobarde, hablan mal de ti, lo poco valiente que has sido y que tu alma irá al infierno. Tus padres se vuelven culpables, a pesar que ni ellos te creían capaz de actuar así. Tu vida es examinada con lupa y hablan de tus problemas como si no importasen.

Pero... si mueres en un accidente ¡Te vuelves un Santo! Se lamentan tu destino y dicen que yaces en un lugar mejor. Buscan consuelo en ello y todo se vuelve una lamentable historia.

Las personas son injustas.

Se creen con el derecho de juzgar, buscan darle explicación a todo y a aquello que no comprenden lo alejan, temerosos de lo desconocido.

"Pero ellos tienen razón, no eres más que una cobarde"
"Ni siquiera sabes porqué estás triste"
"Ni muriendo dejarás de estorbar"

Lisette quiere taparse los oídos y gritar lo mas fuerte que pueda para callar a las voces, pero todo está dentro de su cabeza y nada evitará que las siga escuchando.

Pero Lisette sigue mostrando un rostro tranquilo mientras viaja en el bus.

Su meta hoy es una reunión con una persona desconocida. Alguien que puede ayudarla en su tesis y, quizás, valorarla. Pero su cabeza solo tiene datos inconclusos con quien intercambió correos los últimos días.

¿Cómo terminó así?

Está deprimida, ha salido con retraso de su casa y no cree llegar a tiempo, tampoco sabe el sitio exacto de reunión a pesar que se lo han enviado por correo.

¿Por qué tiene que ser así?

Lisette se odia en este momento, suele divertir a sus conocidos con su falta de orientación, pero esto es un momento importante ¡Incluso planeaba salir una hora antes!

Ha demorado por su imagen ¿Qué usar para esa reunión? Sus pantalones cómodos están sucios y el otro de respaldo tiene horribles manchas de aceite. No le ha quedado otra que usar un pantalón de apariencia formal pero que debe ajustar: a debido coserle basta, pues por su corta estatura la mayoría de los pantalones le quedan largos de pierna, luego ha debido buscar un pañuelo largo que amarró a modo de correa, no es que sea delgada, solo se equivocó en la talla al comprarlos.

En realidad, Lisette no es gorda, pero tiene mucha grasa que, de ser unos centímetros más alta, no importaría. Ella no es de cuidar su aspecto, no porque no le importe, sino porque cree que no vale la pena.

Pensando y pensando, mirando la hora, sube un curioso pasajero que aterroriza a Lisette: un payaso.

¿No es irónico que también les tema?

Lisette ha dejado de escribir

El Rostro de la Depresión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora