Cuando sientes que no das más, es porque realmente no das para más y no deberías seguir haciendo lo que haces, y yo llevaba sentada en este asiento desde hace media hora, y no se cuán lejos queda la casa de este tipo pero ya mi trasero no aguantaba más.
Estaba bastante centrada en el paisaje que veía atreves de la ventana, era bonito y delicado, encantaría poder quedarme a admirar este hermoso escenario, eran tan tranquilizador y relajante, pero lamentablemente alguien mueve mi brazo haciendo que salga de mis pensamientos y se trataba del tipo miradas frías, este tipo debería dejar de mirar a la gente con esa cara, parece como si fuese a cometer un homicidio por diversión.
― Llegamos – Contesto
Venga ya, si no me hubiese dicho no me hubiese dado cuenta, como si tan retrasada fuera yo, baje del auto y mire al frente encontrándome con una mansión dos veces más grande que las de mis padres y diez mil veces más grande que mi departamento, algo que era lógico.
Con timidez camine hacia adentro de la mansión, claramente no me sorprendió ver que su interior era mil veces mejor que el exterior, cuando admiraba atentamente la decoración de la mansión, me encontré con una bonita Pastor alemán, su pelaje era de color café y blanco, el perro olio y luego lamió mi mano como signo de que se está grabando mi olor para luego reconocerme y no atacarme, el collar que llevaba en su cuello me indicaba que se llamaba Kiki hasta tenía la dirección por si perdía, se ve que Dante la quiere mucho.
Una voz me interrumpió mis caricias hacia Kiki, mire hacia la persona encontrándome con Dante mirándome con su típica cara de si te veo te rajo.
― Kiki es una perrita tranquila y cariñosa, no me sorprende que te haya aceptado tan rápido – Contesto mirándola con dulzura
― Me alegra escuchar eso – Conteste
― ...
― ...
Y ya comenzó el silencio incomodo, cuando iba a decir algo para romper este insoportable silencio, Dante se me adelanta y lo hace primero.
― Sígueme – Contesto volviendo a su típico tono frió
Me despedí de Kiki con una caricia y seguí a su amo hasta una puerta en la segunda planta de la mansión, abrió la puerta de la habitación dejando ver lo hermosa de su interior, entre y me encontré con una cama de dos plazas, un armario muy grande, un tocador y demás cosas que componen a un dormitorio.
― Esta será nuestra habitación - Decreto con simpleza
― ¿Nuestra? – Pregunte confundida
No se supone que yo tengo que tener mi propio espacio y no compartir nada con este tipo aunque sea el sea el propietario de semejante mansión.
― Se supone que si vamos a casarnos tenemos que dormir en la misma habitación – Contesto con obviedad
― Esta claro que se eso, el hecho es que primero debemos conocernos y no directamente forzarnos a dormir juntos – Conteste
No dijo nada y se quedó pensando en algo que se encontraba en algún lado de su cabeza, yo aproveche eso y me tire a la cómoda y blanda cama en donde me quede dormida de un dos por tres, gracias al largo viaje que recorrimos. Mi trasero sufrió más que ese asiento tan incómodo y se supone que es un coche costoso.
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Obligada al casamiento (En edición)
RomanceElla es Beverly una chica universitaria que es obligada a casarse con dante, el hijo de la empresa socia de su padre para unir las dos empresas. Si un poco anticuado, peros así lo decretó el padre de Beverly. Que pasara con la vida de Beverly, ¿acep...