El Templo Oculto

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Narrador P.O.V

En otra dimensión se podría apreciar como dos almas de 2 adultos estaban encerrados en diferentes pirámides, cada uno tenía diferentes torturas.

-Señor- dijo una persona del antiguo Egipto, sus ropas lo delataban, mientras que aquel con "rostro" de canino veía entretenido como las almas de los Guardianes se iban destrozando poco a poco con sus memorias y demonios.

-¿Qué sucede? ¿Acaso no ves que estoy entretenido?- dijo señalando a las personas atrapadas.

-Si, lo sé Mi señor, pero... todo está sucediendo tal cuál usted planeo- dijo inclinado, tratando de no hacer contacto con el Dios de la Muerte, pues sabía que podría ser algo malo.

-Así que el Faraón ya está envuelto en esto, ahora solo falta el ladrón, ahora ¿cómo haces que él ladrón se meta en esto?- el Dios se paró de su trono y empezó a caminar, pasó a un lado de su súbdito, pero el ni siquiera se movió de su sitio -Vamos, que necesito a alguien que me ayude a planearlo- con eso fue a su lado, pero aún así no levantó su vista a sus ojos, pues sabía que la locura se encontraba en ellos.

~En la Cuidad Domino~

Los chicos seguían obedientemente a la chica, pues no sabían exactamente a dónde se dirigían, todo estaba en silencio, sólo veían como la cara de su amiga mostraba seriedad y estar en otro mundo, pensando...ideando y completando todo lo posible para poder explicarles sin que la creyeran loca.

-¿(T/n)?- Era Yami, estaba unos cuántos pasos detrás de ella, la seguía de cerca pues estaba tan sumida en su mundo que temía que le sucediera algo, agarró su muñeca para detenerla, pero pasó algo más que ambos dejó atónitos.

Flashback

... La Cuidad de Egipto estaba sumida en la tranquilidad, era una noche que se podrían apreciar las estrellas desde donde fuera, todos estaban dormidos, excepto una niña, no mayor a los 8 años, ella se encontraba a lado de un río, se veía como practicaba con ferviente pasión 

-¿Sabes qué es muy tarde para qué estés sola aquí, verdad?- un pequeño príncipe de Egipto se encontraba a sus espaldas, tenía por lo menos 9 o 10 años de edad, era un poco más alto que aquella niña.

-Si, pero si quiero proteger a todos, no existe el tiempo de descanso- dijo ahora en vez de practicar hechizos, tomó una "espada" que sólo se trataba de una vara de madera seca y empezó con movimientos simples, primero era muy fluido, pero sentía la mirada del chico y eso hacía que su concentración se fuera de cuando en cuando -Atem, necesito que te vayas, no puedo concentrarme- dijo volteando a verlo, él en cambio tenía una sonrisa muy ancha, pues había logrado su cometido, dirigir su atención hacía él.

-No- su respuesta fue directa y seca, se acercó a la chica, que tenía un puchero en su cara, se veía a leguas que quería entrenar y no le gustaba que alguien la molestara en su "misión".

-Se que quieres proteger a todos, pero no lograrás nada si tu misma te destruyes- dijo para darle un pequeño empujón con sus dedos en la frente, haciendo que ella perdiera el equilibrio, Atem podía ver que ella estaba agotada, quería que descansara. 

-Pero... necesito volverme fuerte y protegerlos a todos- fue cuando el pequeño Atem se arrodilló a lado de ella y la abrazó, era un cálido abrazó podía sentir como la tensión se iba de su cuerpo, cómo todo volvía y se tranquilizaba en su mente

-Y lo harás, pero no debes de forzarte, pues tu misma te puedes lastimar, vamos, es tarde y necesitas descansar- dijo poniéndose de espaldas para que ella se montará y así lo hizo, fue cuando empezó a caer en los brazos de Bes, aquel Dios que cuidaba los sueños.

Yami/Atem x ReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora