A SU NOMBRE

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Ji Hoon apretó los labios, no quería decir nada, no por ser egoísta, al contrario: ¿Qué mejor que Ji Ho supiera de Taeil? Pero tal vez era mala idea y no quería que su amigo pensara que ya estaba loco.

-¡Taeil!, ¡Dejen de jugar conmigo!- Empujó al grandulón y corrió hasta el dormitorio, pero no había nada.

-¡Ji Ho!- Lo siguió a todas partes donde revisaba.

El pelirubio no decía nada, su mirada se concentraba en el armario, así que caminó decidido.

-¡Espera!- Se cruzó Ji Hoon.

-Quítate Ji Hoon- Habló serio.

-Yo...No puedo- Comenzaba a ponerse nervioso.

-Entonces...¿Él está ahí?- Sus ojos comenzaban a cristalizarse.

Ji Hoon bajó la mirada, no era experto mintiendo y eso ya le estaba comenzando a dar náuseas.

-Escucha primero- Lo tomó del brazo- Ni yo entiendo aún muchas cosas...

-Quiero verlo.

-Lo verás en cuanto te explique.

Ji Ho suspiró y asintió con un dolor desesperante en el pecho, era peor que esperar por un regalo del que ya sabías, era peor...

Pasaron minutos y Ji Ho casi golpeaba a Ji Hoon. ¿Perro?, ¿Qué diablos era eso? Sólo estaba siendo paciente y escuchaba todas las estupideces de Ji Hoon.

-¿Me entiendes?

-...No.

Ji Hoon se había agotado y sólo se levantó de la cama, no podría haber dado más detalles de todo y Ji Ho ya lo consideraba un loco.

-Perro...no entiendo- Sus pies comenzaron a golpear el piso como si tuviera un tic.

-Entonces mejor...abre si ya estás listo.

Ji Ho se levantó tan rápido como la naturaleza y el tiempo se lo permitieron. La distancia de la puerta y sus pies, se volvían extrañamente largas y sus ojos sentían picazón de la curiosidad, lo mismo para su pecho que corría más que con cualquier cosa emocionante que le haya pasado en su vida. Sus dedos rosaron la perilla y finalmente la abrió.

Los ojos, esos ojos tan llenos de vida...sólo podían ser de Taeil, de esa persona que se había ido sin ninguna advertencia. Lo miró y sus piernas se debilitaron frente a ese ser que tenía extremidades ajenas, pero que no dejaba de ser él.

-Tae-Taeil- Se lanzó a sus brazos.

Taeil sólo siguió ordenes de su amo y escuchó poco de la conversación de él y ese extraño. Su expresión en ese momento no decían nada, no entendía.

-¿Quién eres tú?- Sonó esa voz dulce del pasado.

El chico frunció el ceño, después de todo...Ji Hoon no mintió al decir que Taeil no recordaba nada.

-Ji Ho, no debemos decir nada.

-¿Por qué no?- Se levantó molesto.

-Porque él...no es Taeil.

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-Bajaste un kilo más, felicidades gordito- Ji Ho pesaba a Ji Hoon en la báscula.

-Uhm...¿Y tú qué haces aquí?- Preguntó incómodo.

-Me pegué la nariz mientras miraba a una chica sexy y vine para que la enfermera me atendiera, pero no está.

-Bueno...gracias por pesarme, yo no sé como hacerlo- Se bajó e hizo una leve reverencia de despedida.

-¡Espera!

MI QUERIDA MASCOTA [TAEPYO, BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora