LA PARTIDA

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CAPITULO 6

Poco a poco iba mejorando al caminar, el tiempo transcurrió y cuando cumplí un año de haber caminado mi abuelita murió y ahí yo empecé un sufrimiento muy duro ya que lela era todo para mí, yo sentí que mi vida se había terminado en ese preciso momento mi motor, mi fuerza se estaban acabando junto con la vida de lela.

Aún recuerdo ese amargo momento donde mi tío Juan Luis llego en aquella tarde de verano en su moto donde vivíamos en ese entonces, la comunidad de Barú, nos habíamos mudado a esa comunidad por motivos laborales de mi padrastro. Cuando mis padres se fueron para ese pueblo debido a mi discapacidad y el apego de mi abuela hacia mí, ella había intercedió para que me dejaran ese año con ella, además que estaba por finalizar el curso lectivo de ese año y ella quería que lo concluyera en la escuela que estaba.

Recuerdo que de esa manera sucedió, me dejaron con ella y mi madrina que habitaban en la casa de mi abuela, a pesar de que era el centro de atención de ellos en ese momento fui aún más, no es que mi madre o mi padre no me hicieran falta porque si y de igual manera mi hermana que en ese entonces tenía unos 4 añitos de edad.

Esa mujer hermosa me ha de parecer verla en este momento cuando me acostaba en su rincón, a mi lado Adonis que era tan solo un bebe, al lado de él nuestra abuela y de ultimo mi prima Dayana. A mí siempre que me dormía me ponían unas medias pantis en mi cabeza, según mi abuela y sus creencias eso iba a corregir mis orejas y me amarraba los pies que quedaran en una actitud recta para corregirlos.

Ese año finalizo y mis padres me llevaron con ellos lo que nunca pensé fue que serían los últimos meses que compartiría al lado de mi abuela amada, ese día mi tío traía la noticia que a eso de las 4:00 pm iban a operar a mi abuela por que se había caído por unas gradas y tenía un dolor muy fuerte por su vientre. En mis recuerdos esta que en horas de la tarde mis padres me dejaron junto con mi hermana en la casa de ese mismo tío con su esposa y mis 5 primas.

A eso de las 6:30 a 7:00 pm la vecina de mi tío llama a una de las hijas mayores de el para comunicar que mi abuela no había soportado la cirugía, yo estaba esperanzado en que ella saldría adelante y volvería estar a mi lado, pero mi Dios sabía lo que estaba haciendo (mi madrina y padrino fueron personas con un fuerte problema de alcoholismo), meses antes ellos le prometieron salir de ahí y lo cumplieron.

La misión de ella había finalizado, su hijo que pasaba más en el bar que en su casa había cambiado y su nieto que se arrastraba por los suelos gracias a sus oraciones ya caminaba, mujer de fe, luchadora que hasta su último suspiro dejo grandes huellas en su familia. Al llegar la noticia de su muerte a mis oídos un dolor invadió mi alma y en cuestión de segundos rompí en llanto, por más que hacían por callar mi voz no lo lograron.

Fuimos unos de los primeros en llegar al templo a su vela, verla ahí en ese sueño profundo donde nunca más va a despertar fue lo más duro y el dolor más profundo jamás vivido.

Mis citas al hospital continuaron, cada vez que iba se reunían hasta veinte médicos para comentar mi caso, ya que uno solo no encontraba respuestas de cómo era que yo había caminado si mi columna vertebral estaba torcida y en esa condición nadie puede caminar según la ciencia equivocada del hombre.

Muchos fueron los estudios que me realizaron para dar con las respuestas a tantas preguntas que ellos mismos se hacían. A los siete años, un día que tenía cita había mesa redonda, ya habían llegado a una conclusión esa conclusión era una cirugía desde mis manos hasta la punta de mis pies.

De inmediato sentí miedo y dentro de mi algo que decía que no me sometiera a dicho procedimiento.

Mi padrastro le pregunto a los médicos:

¿tiene algún riesgo esta operación?

El medico dijo:

¡No te voy a mentir hasta una uña encarnada corre riesgo de una infección!

Y mi padrastro dijo:

¿cuál es el riego de esta cirugía?

¡Él puede quedar en una cama para toda la vida o si todo sale bien el será como todos los demás!

Mi padrastro pregunto:

¿Cuáles son las probabilidades?

El medico dijo:

50-50

Yo estaba pequeño, pero sabía muy bien lo que estaba pasando a mí al rededor. Ya no estaba abuela para que me diera fuerzas, pero si mi familia que estaba ahí apoyándome incondicional mente.

Ese tema de la operación fue muy importante para todos, aunque la última palabra la tenía mi mamá si firmaba o no, ya estaba prácticamente todo listo para la cirugía cuando un día yo le dije a mami que no me quería operar decisión que ellos me respetaron.

Yo prefería caminar como un fenómeno a quedar postrado en una cama después de tanta lucha que había enfrentado en mi pasado, muchas han sido las dificultades que hemos enfrentado, pero lamentablemente vendrían cosas que también me van a marcar bastante.

MI VIDA, INSPIRACIÓN DE DIOSWhere stories live. Discover now