CAPITULO 9

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Un nuevo día empezó para los muchachos. Luego de desayunar, salieron al patio. Hacía una hermosa mañana soleada. Sean se puso a hacer pesas, mientras Félix lo observaba desde un banco alejado. En un momento, el irlandés sudado se saco la camiseta blanca que llevaba, dejando ver un flaco torso pálido. El sueco se rio, pero aun en su diversión, no le quito la vista de encima. Cuando Sean se dio cuenta de que el rubio lo estaba observando mucho, dejo su trabajo y le levanto el dedo medio, riéndose, a lo que el otro hizo lo mismo. Fue como si ya tuvieran toda la confianza, ahora el pasado no significaba nada. Era eso. Lo que sucedía ahora era lo que importaba realmente. Y en el corazón de ambos empezó a crecer algo; un sentimiento, una sensación, algo...

-Deberíamos hacernos de amigos aquí –dijo Sean con la boca llena de puré de papas.

-Estuve pensando en ir a hablar con aquel muchacho –hizo una seña con la cabeza, apuntando a un chico solitario, que jugaba con la comida en su plato. En ese momento, entraban al salón comedor los idiotas de la otra noche, y el líder con la nariz notablemente torcida, hinchada y el ojo izquierdo empezando a amoratarse; y una expresión furiosa en el rostro. El muchacho solitario levanto su plato y quiso salir de su camino, pero en cambio el más grande lo empujo con tal fuerza que su comida cayo y su espalda se torció cuando se encontró con una de las mesas. El chico cayó al suelo, con una mueca de dolor. Sean se levanto de su silla, porque ya veía que se acercaban donde estaban ellos.

-Marica –le dijo el "nariz torcida".

-Que buena descripción te hiciste. Es bueno que aceptes tu naturaleza –Félix se levanto cuando vio el amague que hizo el otro con su puño. Todos en el salón veían, curiosos y sedientos de sangre. Nadie se preocupo por el otro chico al que agredieron.

-¿Acaso quieres algo mas roto, pendejo? –pregunto el sueco, como invitándolo a darles pelea.

-Vos cállate, infeliz –dijo casi gritando.

-¿Te paras frente al que te rompió la nariz? Wow, eres muy machito –se burló el irlandés.

-Se van a arrepentir. A los dos los voy a hacer mis putas.

-¿Si? Que miedo –Félix hizo una seña con las manos levantadas. –Mejor vete de aquí antes de que salgas mariconeando.

El tipo se abalanzo sobre el sueco, y los demás agarraron a Sean. El otro empezó a darle puñetazos en la cara al rubio, mientras se reía. En eso todo el salón empezó a gritar "¡pelea, pelea!". Se abarrotaron en un círculo alrededor de la mesa en donde todo sucedía. El irlandés sacudía todo su ser, intentando zafarse del agarre de los otros hijos de puta. En eso vio caer al tipo que Félix tenia encima. Y lo vio, envuelto en furia, con un ojo entrecerrado y la nariz sangrándole. El tipito se retorcía de dolor en el suelo, y Félix lo pateo en el estómago.

-Veamos si aprendes de una buena vez, maldito maricon. Si vas a pelear, hazlo sin tus travestis protegiéndote –escupió al suelo, miro a los que tenían agarrado a Sean, y estos lo soltaron y salieron como alma que lleva el diablo, despavoridos, dejando a su "líder" agonizando en el piso. Félix se acercó y extendió la mano a Sean para levantarlo. El irlandés lo observo una vez más, con su rostro todo ensangrentado, acepto la mano extendida del otro y juntos salieron del salón, hacia su habitación, notando que los demás chicos aplaudían y ovacionaban a los nuevos "héroes" del pabellón.

(...)

-Eres una caja de sorpresas, malnacido –dijo Sean, al tiempo que le alcanzaba un pedazo de papel higiénico hecho un bollito para parar el sangrado en la nariz del sueco.

-Créeme, no sabes nada sobre mí –el tono de voz que uso. Aún tenía ganas de pelear. El irlandés se interesó.

-Pues... tengo tiempo para escucharte –se sentó frente a él, en el frio suelo de la habitación. Ya era como una rutina, sentarse en el piso, y escucharse.

Félix le comento su vida de mierda. Una madre que abandona a su hijo y lo deja con el adicto al juego ilegal de su padre. Se consigue un nuevo esposo y se olvida de su existencia. Su padre, un desgraciado, golpeador, despreocupado de la suerte que corriera su único hijo. Una escuela de mierda, donde lo único que sabe hacer bien es ser el chico malo, pelear contra Sean para ganarse el respeto de sus seguidores.

-Wow... -no sabe que ora cosa articular el irlandés. –Me siento culpable... y miserable, Felix...

-No te preocupes... ¿Qué hay de vos? –dice, al tiempo que se mete otros dos bollitos de papel a las fosas nasales, haciendo que su voz suene rara, y Sean rie.

-No hay mucho que decir... mi padre siempre esta de viaje, y mi madre solo sabe de trabajos... quizás solo necesitaba algo de su atención. Que se diera cuenta de que su unico hijo es un maldito enfermo de ira por el abandono, que quiero que me presten atención y no solo cuando escuchen las sirenas de la policía. Siempre me estuvieron cambiando de colegio por ser un maldito temperamental. De todos lados recibia el pase para estudiar en otro lugar. Si ellos supieran lo abandonado que me siento... igual mis amigos son... unos malditos delincuentes. Ni siquiera se si puedo llamarlos asi. Siéndote sincero, si no te dejaba medio muerto o en el suelo, luego era yo quien lo pagaba.

-Deberíamos armarnos de valor... y dejar de buscar la aceptación de ellos.

-Ahora, todo es diferente. No ha pasado ni un mes, y míranos aquí, sincerando nuestras vidas. Nosotros, enemigos naturales –dice el irlandés, al tiempo que golpea suavemente en un puño el hombro del sueco, quien ríe.

-Espero que se mantenga así, Sean.

-Así será –sonríe, yde nuevo silencio entre ambos.    

The Drug in Me is You - Jelix [Español]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora