Capítulo 2.

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Narrado por Rubén:

Desperté algo turbado debido a unos constantes y penetrables ronquidos que yacían a mi lado. Entonces me di cuenta de que no estaba en mi habitación y recordé lo que había pasado la noche anterior: estaba con mi supuesta novia en una fiesta y yo tomaba una cerveza a la que le había agregado viagra. Fuimos a su casa y pasó lo que tenía que pasar.

Tal vez se preguntarán por qué le puse viagra a mi bebida, pues la respuesta es muy sencilla, porque no se me para con mi novia ni con cualquier otra mujer, y por qué, pues porque soy gay. Sí, así es, soy gay, de clóset, pero a fin de cuentas gay.

Me hago pasar por un macho, homofóbico, mujeriego y "el malote de la escuela" porque toda mi vida he convivido con personas de mente cerrada, y si dejara que supieran mis preferencias sexuales lo más seguro es que me molestarían por eso. Por lo cual, me hago pasar por heterosexual y así nadie sospecha que me gustan las pollas.

He de admitir que en ocasiones voy a algunos bares gay y me enrollo con algunos tíos; no por fingir que soy hetero significa que voy dejar de disfrutar de la vida. Pero siempre salgo lejos de mi localidad y así nadie me reconoce por donde vivo.

Decidí levantarme para vestirme y largarme de esa casa de una vez por todas, pero sólo me moví un poco en la cama y ella se despertó.

- Buenos días, amor - me abrazó por la espalda para que no me pudiera ir - ¿cómo amaneciste?

- Hola, bien - dije indiferente mientras me removía entre sus brazos para que me pudiera soltar.

- ¿Por qué tanta prisa? ¿A dónde piensas ir? ¿A caso no te quieres quedar conmigo un rato más? - preguntó mientras se aferraba más a mí.

- Sandra, por favor. Ya es muy tarde y me tengo que ir - en realidad no sabía qué hora era, pero ya me quería ir - además tengo que ir a clases.

- ¿Y desde cuándo te importa ir a clases? - habló con incredulidad - yo también tengo clases, pero no pienso ir.

- Desde que quiero. Así que, Sandra, más vale que me sueltes de una vez - dije con imponencia.

- ¿O si no qué? - volteé a verla y le lancé una mirada amenazante, a lo que ella aflojó su agarre.

Salí de la cama, me vestí y antes de salir de la habitación me dirigí hacia ella.

- ¿Ves como no era tan difícil, mi Sandy? Hasta calladita te ves más bonita - mencioné con cinismo - nos vemos luego, amor - dicho esto le mandé un beso y le guiñé un ojo y salí de su habitación para salir de su casa.

No me gusta tratar así a las personas, como un patán, pero si quiero que mi reputación como machote se mantenga intacta entonces tengo que actuar como tal. Además, hay veces en las que no aguanto a Sandra, es muy hostigante y empalagosa, por no decir que ni siquiera la quiero.

Fui avanzando hasta llegar a mi departamento, al entrar lo primero que hice fue ir al baño para asearme y cambiar de ropa. Cuando salí del baño me dirigí hacia la cocina para prepararme algo sencillo para almorzar. Terminé y salí de mi hogar, fui avanzando hasta llegar a la entrada de la universidad. Entré y me di cuenta de que pronto comenzaría la última clase, me iba a ir, pero un impulso me hizo quedarme, así que me dirigí al salón de química. Llegué a la entrada del aula, me encontraba parado justo en el marco de la puerta, iba a pasar, hasta que lo vi.

¿Empezamos de nuevo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora