Capítulo 7.

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Narrado por Rubén: 

Estaba enojado, sí... ¿A quién engaño? Estaba lo que le sigue de enojado, y es que ver a tu hombre ideal besarse con un tipejo no es para menos. Sinceramente estaba dispuesto a ir con ellos y armarle una escena de celos a Mangel sin importarme que mi mejor amigo estuviese llorando a mares, pero me contuve porque no quise hacer un escándalo y opté por consolar a Samuel. Una vez se hubo calmado un poco decidió irse a su casa, por lo que yo me tendría que regresar solo y en taxi. Lo único bueno de esto es que acabo de confirmar mis sospechas de que mi Mangel es gay, así será más sencillo follármelo, pero por ahora lo único que voy a hacer es acercarme para que se dejen de morrear.

— Vaya, vaya, vaya. Así que eres gay, mi querido Mangel – y como si mis deseos fueran órdenes, se separaron abruptamente – hola Willy, hace mucho tiempo que no nos vemos, veo que superas demasiado rápido a tus novios – Willy es el apodo que le puse al ex de Samuel, cabe destacar que a Guillermo nunca le gustó.

— No te metas en mi vida, Rubius – Rubius es el apodo que me puso Willy creyendo que me molestaría, cosa que no funcionó.

— Un momento, ¿ustedes se conocen? – preguntó un muy confundido Mangel.

— Lamentablemente sí, conozco a este idiota.

— Willy, Willy, Willy, veo que aún sigues recurriendo a las groserías para insultar a alguien – mencioné recordando todas las confrontaciones que tuvimos en el pasado.

— Mira – en ese momento se levantó de su silla y se acercó a mí, pero antes de que siguiera hablando lo interrumpí.

— Mira tú, sabes que conmigo no hay que andar con juegos, sabes muy bien que yo puedo hacer tu vida miserable en menos de lo que tú alcanzaras siquiera a mover un dedo. Así que, o te comportas, o te comporto – espeté todo eso no por el sufrimiento que le ha causado a mi amigo, sino por los celos que me carcomían con el hecho de que estuviera con mi hombre.

Y como supuse que pasaría, se fue corriendo como el cobarde que es, no sin antes despedirse de un muy shockeado Mangel.

— ¿En qué piensas, Mangel? – pregunté mientras me sentaba a su lado.

— ¿Eres gay? – mierda, por qué no recordé antes que él no lo sabe. Piensa Rubén, piensa, piensa...

— No – excelente respuesta, Rubén, algo mejor no podrías haber dicho — ¿por qué lo preguntas? – maravilloso cuestionamiento, sería interesante saber por qué te lo preguntó. Idiota.

— Estamos en una discoteca gay, por si no te has dado cuenta – obvió — además, se nota que algo pasó entre Guillermo y tú.

— ¡¿El patán ese y yo?! ¡¿Es en serio?! Creí que eras más inteligente, Mangel – me molestó un poco su comentario ya que jamás perdería mi dignidad saliendo con aquel imbécil – verás, Guillermo es el ex novio de mi mejor amigo, e incluso antes de que ellos fueran novios ya nos llevábamos muy mal.

— Supongamos que lo que me dices es verdad, pero de cualquier forma, ¿qué hace el machote homofóbico del instituto en un bar gay? – cada vez me sorprende más Mangel, al parecer ya tiene los cojones como para hablarme así sin titubeos.

— Vine a acompañar a mi amigo. Tal vez no sea tan homofóbico como parezco – lo último lo dije en voz baja como un comentario para mí y no para otra persona y lo miré a los ojos — aunque de todas maneras, ese asunto no es de tu incumbencia — hablé desafiante para que dejara de hacer tantas preguntas que yo no quería responder.

— Tienes razón, lo que tú hagas no es mi problema – inesperadamente volvió a su forma habitual de ser: tímido y nervioso — pero, por favor, no le digas a nadie que soy gay.

— Eso lo veremos después. Por ahora, yo ya me voy porque la plática con tu amigo me quitaron las ganas de fiesta que tenía al entrar – me levanté de la silla y nuevamente conecté mi mirada con la de él — no vemos mañana, Mangel – caminé un par de pasos hacia la salida, pero me regresé en seguida con él y me agaché un poco para dirigir mis labios a su oreja izquierda y susurrar — y más vale que no le digas a nadie que me viste aquí, porque aunque lo hagas nadie te creerá, nadie le creería a un ser tan patético como tú – me separé de él, le regalé una sonrisa ladeada junto con un guiño pícaro para después mandarle un beso en el aire y salir de aquel lugar.

Lo que yo no esperaba, es que la noche que ya daba por terminada, en realidad a penas estaba comenzando...


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Les pido una disculpa a las personitas que leen mi historia, sé que me tardé mucho tiempo en actualizar, pero he estado muy atareada en cosas de mi escuela que apenas y me da tiempo de comer. Intentaré actualizar más pronto, lo prometo.

Gracias por su comprensión! <3 :')

¿Empezamos de nuevo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora