parte 9: esto, es el final

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Un nuevo día comienza, para mi, otro día más de mierda para soportar. Un sábado más con mis padres diciéndome: " hace la tarea(...), "estudia(...)" y los sermones de los sábados, todo el día.

Estoy echada en mi cama con las sábanas de color rosa tapandome hasta más arriba del estómago.
Me levanto tirando las sábanas con un olor, en particular, a perfume y el sonido del ventilador en mi techo apuntó de caerse.

Abro mis ojos marrones como la oscuridad que posee mi cuerpo, adaptándome a él ambiente en el que estoy.
Me dispongo a levantarme de mi cama, pero ese ambiente de diciembre por la mañana, alegra mis días, y más por estar en verano.

En eso me pongo a pensar, ¿como fue que me dormí, si antes estaba en otro lugar?
No tengo ningún recuerdo pasado de como fue que llegue aca, y cada vez que me pongo a pensar me empieza a doler la cabeza de una manera incontrolable y a la vez dolorosa. Me tocó la sien cada vez que eso pasa y no puedo pensar con mucha claridad.

Me levanto poco a poco estirandome y tratando de no haber acalambrado ninguna parte del cuerpo, con unos pelos negros y unos mechones de color rosa todos desparramados por toda mi cara y mi aliento de haberme levantado recién.

Me levanto y veo el cuarto y lo inspecciono, con unas paredes de color violeta fuerte y una decoraciones en una de las paredes de mariposas. en una de ellas, se puede observar, en mi habitación, un escritorio rosa pegado a la pared todo desordenado, al lado estantes y más estantes repletos de miles de cosas. Tambien hay una ventana, voy hacia ella y abro las cortinas para que entre esa luz de mañana que tanto encandila. Paso por al lado de mi cama, ya que al lado de la ventana está mi cama con unas sábanas desordenadas y una mesita de luz descuidada y rota una de las patas. Me pongo arriba de mi cama y la salto.

Al lado de la puerta está mi escritorio, ahí está Azul, abierta, esperando a ser escrita, en estos días y con mis escritos en tinta negra y roja, arriba de mi escritorio, frases que me inspiren para no suicidarme, o por lo menos, levantarme un poco el ánimo, pero nada lo consigue.
me dirijo hacia mi armario y veo mis cajones llenos de ropa.

Decido pasar de mi cuarto y bajar. Pero veo que llevó una ropa en particular, una remera, blanca, que me va chica por subir unos kilos de más y con un pantalón rojo, que también me va chico, más arriba de las rodillas.

Salgo de mi cuarto y voy hacia un pasillo ancho en donde da lugar a tres habitaciones, el baño y las escaleras.

Quiero ir al baño, pero este esta cerrado con llave y no puedo abrirlo.

Voy hacia las escaleras y bajo tratando de hacer el menor ruido posible.
Ya abajo, esta el comedor, decorado con paredes blancas y una mesa, marrón, que destaca por su longitud y por todos sus cosas arriba de esta, también hay una vidriera con fotos y copas adentro, una mesa ovalada con cosas arriba de esta y unas flores falsas de decoración.

Y al lado, la cocina, decoradas con paredes blancas, con mosaicos de color verde y blanco, hay una mesa el cual tiene un mantel blanco y negro con flores, la cual está muy desordenada y como si una masacre hubiera ocurrido en este lugar.

Miro detalladamente todo sin escaparme ni una sola pista y nunca en mi vida vi así la cocina.

- ¿Pero que mierda paso aca?- me pregunto en voz alta- después mi mamá me va a retar, cuando en realidad yo no cause nada de esto- me digo con un tono desesperante en mi voz, tocandome la cabeza con las manos desesperadamente.

al lado de la esta, un patio algo chico, pero con su toque hogareño, con pisos de mosaicos y paredes de color piel, en donde está mi perro, Tommy, un perro labrador, negro, unos ojos marrones muy hermosos, muy grande de tamaño para su raza, que en cuanto me acercó a él empieza a aullar y... ¿Alejarse de mi? No se que esta haciendo, el casi nunca aulla.

Diario de una suicidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora