"Ataduras y aceites"

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Tiempo después de la inmensa oscuridad a la cual fui sumergida, logré percibir un leve sonido. El suave rechinido de una férrea puerta, y junto con ella voces susurrantes, susurros tan bajos y silenciosos que eran prácticamente inaudibles. Posiblemente había perdido el conocimiento o haya caído rendida en el sueño, ambas opciones eran muy posibles. Los susurros se volvían más distantes cada segundo hasta finalmente convertirse en nada, quedando solo el eco de los pasos.

"— Aún no... —."

Sentía como si todo mi cuerpo lo hubieran golpeado, me dolía como el infierno; las plantas de los pies me ardían, y mis piernas temblaban, un sudor frío recorría acechante por mi espalda. Un potente escalofrío me golpeó la columna, recordándome la situación donde me encontraba, una sensación de pavor vino sucesivamente. Comencé a lanzar patadas contra quien me estaba cargando, terminé logrando acertarle dos patadas en la quijada, lanzó un quejido y apretó mis muslos fuertemente, obligándome a detenerme y dejando dolorosas marcas, di un bajo sollozo.

"— Tú iniciaste, mocosa — murmuró acelerando el paso"

Dije algo que ni yo misma escuché. Se detuvo y se hizo presente el sonido metálico de una perilla, seguido a este la puerta rechinó y él volvió a tomar el paso. El ambiente se volvió cálido y acogedor, relajaba y disminuía mi dolor. Prosiguió un poco más y dejó mi cuerpo en una mudilla cama. Aún continuaba con la venda atada así que la deshice con mis manos libres y la alejé de mí, el sonido de la puerta cerrándose invadió el lugar. Observe detalladamente la mundana habitación; me situaba en el en centro del cálido cuarto, en ambos lados había una mesita de noche rustica hecha de pino, en una de ellas estaba una vela de cera roja — la cual, sinceramente, era muy tétrica — junto a ella descansaba una nota. Me acerqué a la mesita, tomé la carta y empecé a leerla:

"Ni siquiera intentes salir de esta habitación. Tras la puerta de picaporte plateado se encuentra el baño, en la mesa hay comida. Sabré si sales de la habitación así que no intentes nada estúpido."

Pd. Si alguien intenta toca la puerta, no abras,

Atte. "Ojitos"

La situación solo hacía que empeorar y, estúpidamente, solamente comencé a temblar. Desde pequeña me han dicho que nunca hable con extraños, y que si me encontraba en una situación peligrosa debería llamar a los oficiales, pero ¿cómo se supone que los llamaría ahora?, tal vez ni siquiera existían en aquel lugar. El temblor incrementaba, me alejé a como pude de la mesita y dejé caer mi cuerpo en la cama. Mis muslos volvían a arder, mordí mi labio inferior, mis ojos se comenzaron a humedecer y unas cuantas lagrimas traviesas recorrieron mis mejillas. Me levanté rápidamente y abrí la puerta del baño, me acerqué a una cubeta llena de agua fría y enjuagué mi rostro varias veces. Toqué mi cabello, estaba completamente enredado y lleno de copos de nieve.

"— Vaya día. Debo salir de aquí ya — Sequé mi rostro con una prenda cercana, olía a pinos."

Voltee mi cabeza hacía la izquierda donde había una tina, cerca de ella se encontraba un pequeño hueco en la pared. Me acerqué al hueco, titubé unos segundos, pero finalmente colé mi mano en ella, una sensación parecida a tocar porcelana gélida me invadió todo mi brazo, saqué unos frascos con aceites en su interior. Abrí uno e inhalé, eran aceites esenciales. Según mis clases de química — a las cuales realmente no les prestaba atención —, eran sustancias inestables, volátiles. Una idea fugaz pasó por mi mente, como n destello en la oscuridad. Guardé el pequeño frasco en el bolsillo de mi short y salí del baño. Mi estómago dio un retorcijón haciéndome lanzar un pequeño grito ahogado.

"— Maldición... Tengo demasiada hambre —."

Caminé torpemente hacía la mesa de roble castaño. Mi estómago no paraba de retorcerse de dolor, mi rostro se contrajo en una mueca de dolor. Me senté con dificultad, frente mío permanecía un seductor plato de carne asada y vegetales, no dudé ni un segundo y comencé a devorar aquella delicia.

Ojos azulados, luz rojiza [pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora