El Bosque De Endathlon

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6. Capítulo

Cuando el médico llegó con Jeihto a la herrería, se dirigió a la cocina a saludar al herrero, como marcaba la cortesía.

Después, preguntó por Elio, por quien se veía preocupado.

-Esta arriba, en la habitación, con Karen.- Dijo Norman.

-Lleva tres horas inconsciente, espero que puedas hacer algo por él.- Añadió el preocupado Litio, dirigiéndose al médico.

-Haré lo que pueda hijo, haré lo que pueda, pero cuando el destino echa sus cartas, no queda nada más que rezar. -Respondió Hatio, el médico, apesadumbrado.

Jeihto subió las escaleras a ver a su amigo, con la leve esperanza de que se hubiese despertado.

Su padre, detrás suyo, se preguntaba lo que podría haberle pasado a Elio, mientras se azuzaba el níveo cabello.

Cuando llegaron a la habitación, se encontraron con que Karen se había dormido, con la cabeza apoyada en el pecho de Elio.

-¡Despierta chiquilla! -Gritó enfadado Hatio, que no podía creer lo que veían sus ojos.

-Lo siento señor, no era mi int... -Respondía Karen cuando , de repente, se dio cuenta de que era a lo que se refería el padre de Jeihto.

Elio, tumbado en la cama, se veía febril y enfermo, y su cara estaba tan pálida como la nieve que visitaba Räkstorm en invierno.

Hatio empezó a preocuparse, y mandó a su hijo a por las medicinas más fuertes que guardaba en su casa.

El médico empezó a auscultarle y a medirle la temperatura, nervioso, y finalmente negó con la cabeza.

-¿¿Qué pasa Hatio??, por Dios dime algo. -Suplicaba el herrero entre sollozos.

-Lo siento Norman, pero debo decirte que Elio está muy mal. No sé lo que le pasó en aquel maldito bosque, pero le asustó tanto que ha cerrado las puertas de su mente, y se ha refugiado en ella. -Respondió el médico tristemente.

-Y, ¿entonces?, ¿qué va a pasar?

-Es muy probable que no pase de esta noche Norman, lo siento mucho.

Norman se echó a llorar al instante. El herrero era conocido por su enorme fuerza emocional, así que fue una gran sorpresa para todos cuando éste empezó a llorar.

Todos le acogieron en un fuerte abrazo, mientras lloraban por los despiadados mandobles que daba a veces la vida.

Fue un duro golpe para el grupo lo dicho por el médico, pero aún había esperanza...

¿O quizás no?

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