El Bosque de Endathlon

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9. Capítulo

Pronto, todo Räkstorm se enteró de la recuperación de Elio, y el pueblo al completo expresó su júbilo y alegría.

El rito de iniciación de Litio, que el joven se había negado a realizar hasta que Elio estuviese presente, fue celebrado, y Litio consiguió superarlo fácilmente.

Después de superar la prueba, Litio llamó a su amigo Elio, pues quería comentar algo con él.

-Bueno Elio, ya sabes que me alegro mucho de que te hayas recuperado, pero te he llamado porque debo preguntarte una cosa...- Dijo Litio avergonzado.

-Pregunta Litio, pregunta, te responderé si está en mi mano...- Respondió Elio enigmático.

-Bueno...como he superado la prueba, ya sabes que puedo escoger mujer y...había pensado en pedírselo a Karen- Expresó Litio al tiempo que se le subían los colores- pero como parece que a ti te gusta...me gustaría saber lo que opinas.

-¿¿A mi gustarme Karen??¡Ni de broma!- Respondió Elio, aparentando una seguridad que no tenía.- Seguro que estará encantada de tenerte como esposo.

-Ah, si no te gusta entonces no hay problema. Muchas gracias por tu sinceridad Elio.- Acabó Litio mientras se despedía, feliz.

En cambio, Elio no se encontraba tan feliz.

Aunque nunca le había gustado Karen, ahora se daba cuenta de que sí que sentía algo especial por ella, algo nuevo.

Esta corriente de nuevos sentimientos le condujo a pensar en otra cosa: su experiencia mientras estaba dormido.

En aquel trance en el que se encontraba, Elio no sentía nada; ni hambre, ni sed, ni sueño...

Pero si que se encontraba en una especie de corriente de pesadillas, de la que no podía salir.

Un día, antes de despertar, tuvo un sueño especialmente extraño.

Se encontraba en su propia habitación; con sus paredes grises, el armario marrón de madera envejecida, su catre de hierro en el centro de la habitación y el ventanuco que colgaba encima del cabezal.

En el sueño se veía a sí mismo en el catre, tumbado, y a su lado se encontraba su amiga Karen.

De improvisto, Karen empezó a moverse y a quitarle la camisa, y en un momento puso las manos sobre su pecho.

Entonces empezó a cantar una enigmática canción, y al terminar dicho canto, el sueño acabó.

Poco después despertó.

Anteriormente no había tenido ningún sueño similar, en el que apareciese nadie que conociera, y aún menos nadie que hiciese cosas tan extraordinarias.

Por ello, empezó a plantearse la veracidad de dicho sueño, la verdad que podía esconder.

Esto no podía quedar así, se dijo, tenía que hablarlo con Karen.

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