Capitulo 33

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Si no fuera porque estaba sostenida en los brazos de Jorge y éste sujetara en su mano la caja aterciopelada con el anillo en su interior no creería que en verdad eso estuviera pasando ¿Él le estaba proponiendo matrimonio? ¿El mundo estaba de cabezas? Y de pronto la respuesta salió de su boca sin apenas meditarla el por qué de ésta.

– Ahora no puedo Jorge – y el brillo de sus ojos fue reemplazado por una opacidad que, emocionalmente, la dejó por el suelo – ¿Puedo pensarlo? – preguntó, aunque sonó más como un ruego. Él asintió y se acercó a besarle la frente, aunque se moría por besarla en los labios debía respetar el hecho de que ella no quería casarse con él, por ahora, aunque para él fue un >>No<< de por vida.

– Debo irme, mi vuelo sale en una hora – le susurró. Debía mantener el tono bajo de su voz, si lo alzaba ella se daría cuenta que él estaba supremamente mal y no quería perecer una mujer, aunque lo que más demostraría era ser un niño abandonado – ¿Prometes cuidarte? – le preguntó él en la puerta con las maletas en mano, no la vería en tres meses y su vida sería un infierno.

– Te lo juro – ¿Por qué rayos lloraba? ¿No tendría que estar tranquila porque tendría tiempo para pensar su respuesta? Y de pronto un impulso se avecinó y tomó control de ella. Lo tomó del cuello y velozmente lo llevó a ella con la fiel necesidad de besar sus labios con la misión de desgastarlos. Lo amaba pero despertando de sus sueños y volviendo a la realidad ella jamás pertenecería al mundo de él y no creía encajar en él por más que quisiera, por más que anhelaba ella siempre sería una plebeya en el mundo de reyes. Ella se separó de él sabiendo que en tres meses no lo vería y extrañaría sus labios.

– Prometo llamarte y hablar contigo por la cámara web – Si habían todas esas posibilidades de hablar ¿Por qué le dolía tanto despedirse de ella? Rayos, su vida se volvió hermosamente complicada desde el momento en que admitió que amaba a esa mujer, y asombrosamente, no se arrepentía. No verla en tres meses le dolía, mucho más si no estaría en sus primeros antojos, la llegada de nuevos síntomas, el crecimiento de su barriga, los primeros movimientos en su estomago. Por todas esas razones se juraba que después de ese viaje dejaría la empresa en manos de Ryan un año y se dedicaría a su familia, reía como tonto al decir >>Tengo una familia por la cual volver a casa, una familia por la cual luchar, un hijo al que amar con todas mis fuerzas sin haberlo visto y una mujer a la que amar más que a mi vida<< – Te amo – dijo mirándola a los ojos y sonrió al notar como un brillo especial se alojaba en su mirada y supo que fue lo mejor que pudo decir en esa situación – También amo a nuestro bebé – de pronto la saliva comenzó a estorbar en la garganta de ella apretada por un nudo en ella, estaba a punto de soltar más lagrimas pero debía controlarlas, esa ocasión de despedida corta y sus hormonas a mil revoluciones por segundo no era la mejor combinación con el intento de guardar sus lágrimas – Adiós Martina – se despidió y besó su frente para dirigirse al taxi que lo estaba esperando, se montó en él y no se atrevió a mirarla por la ventanilla, se conocía tan bien como para admitir que era capaz de abrir la puerta del auto y abalanzarse a ella para pedirle perdón por el tener que irse estando ella embarazada, se sorprendió cuando controló ese impulso que posiblemente era más fuerte que él.

Últimamente sabía menos de Jorge, las llamadas y video chats fueron cesando con el paso de los días hasta el punto de no saber nada de Jorge en setenta y dos horas ¿Se estaba volviendo loca? Sí, tan solo la idea que otra mujer pudiera estar entre los brazos de Jorge mientras ella lo extrañaba la hacían agonizar, y con esto los síntomas no la ayudaban, los mareos eran más constantes y las devoluciones de comida eran más prolongada, tanto que ni siquiera podía tomar el tubo dentífrico entre sus manos cuando ya se arqueaba en el lavamanos. Un mes había pasado y la intensidad con que lo extrañaba cada vez era mayor, era nuevo para ella y eso la atemorizaba, no quería ser una posesiva y controladora pero no saber de Jorge en horas que le parecían eternidades se le hacía difícil. Por suerte no estaba sola en esto, Caitlin al igual que ella estaban en la misma situación puesto que el viaje de Jorge incluía a Ryan en el paquete y al igual que Martina Caitlin lo extrañaba.

Con su mano en el vientre y alegre porque no había devuelto comida en horas estaba en el sillón con la mirada perdida y la luz de la televisión encendida que se reflejaba en su rostro, la lluvia caía con rapidez sobre la ventana y eso la relajaba por eso la amaba. Con el teléfono en la mano y el corazón en la garganta esperaba paciente la llamada de Jorge, eran las dos de la mañana y como a esa hora su reloj interno estaba mas pendiente que nunca. Su teléfono sonó y no le tomo importancia a qué pensaría Jorge a lo que ella contestara inmediato.

– ¿Jorge? – preguntó de inmediato al contestar.

– Si ¿Estabas despierta? – preguntó confundido.

– Claro ¿Por qué no iba a estarlo? – preguntó guardando con calma su estado histérico.

– Porque son las dos de la mañana, deberías estar dormida.

– Si es así ¿Entonces por qué llamas si según tú debería estar dormida?

– Olvídalo ¿Cómo estás?

– ¿Qué como estoy? – Ironizó. Por poco y ella reventaba el teléfono por la presión con la que lo agarraba ¿Se atrevía a preguntar cómo estaba? ¡¿Cómo rayos iba a estarlo?! ¡Histérica! No había sabido nada de él en casi cuatro días ¿Y todavía se atrevía a preguntar como estaba? Imbécil – ¿Qué como estoy? ¿Cómo rayos se te ocurre preguntar cómo estoy? No he sabido de ti en cuatro días y tú vienes y llamas muy tranquilo a preguntarme como estoy.

– Lo siento pero no pensé que te iba a molestar eso – respondió y su tono de voz pareció dar a entender que ella solo hacía un problema mayor de una situación pequeña.

– Eres un imbécil Jorge – respondió llorando. Oh no y aquí vamos de nuevo – Estaba muy preocupada.

– Cariño no seas paranoica estaba arreglando unos detalles eso es todo… además…–.

– Te amo Jorge – confesó en un hilo de voz.

– ¿Qué? – soltó.

– Te amo – dijo más fuerte pero con su voz fallándole – Necesitaba decírtelo porque no podía soportar más – susurró – Te extraño – terminó por decir.

– Eso es estupendo porque yo también te extraño. Por cierto te ves hermosa con ese camisón rosa – ¿Eh? Y de repente sin saber ni notarlo su corazón comenzó a palpitar aceleradamente.

– ¿De qué hablas?

– Mujer, que vengas a abrir la puerta que la lluvia es torrencial, estoy mojado y tengo frío – ella corrió a la entrada, abrió la puerta y vio al hombre de sus sueños. Estaba en el umbral de ésta con una mano en el bolsillo y en la otra tenía el celular con una sonrisa que hizo que ella soltara más lágrimas de las que creía tener. Él la miró sonriendo, era cierto, se veía hermosa.

– ¿Cómo es que estas aquí? – preguntó sorprendida.

– No te llame esos cuatro días porque adelanté trabajo día y noche junto con Ryan, él también estaba desesperado por llegar aquí – se abalanzó a abrazarla – Dime que no lo imaginé – susurró él en su cuello mientras ella lo abrazaba con todas sus fuerzas. Amaba la sensación de que ella lo rodeara con sus brazos que comparado con los de él, eran frágiles.

– No lo has imaginado. Te amo – él tomó su rostro entre sus manos y la dirigió a sus labios para besarla con pasión – No quería decirte porque no creí encajar en tu vida social, solo espero que no te importe que no estés con alguien de tu estilo de vida.

– ¿Qué? Pero ¿De qué hablas? Jamás me ha importado el qué dirán y jamás me va a importar ¿Crees que si me importaría lo que dijesen de mí hubiera llegado a dónde estoy ahora? Además estaré casado con una mujer temperamentalmente hermosa y pronto tendré un hijo ¿Por qué habría de importarme el qué dirán? No quiero que vuelvas a pensar eso ¿Está bien? – Ella asintió – Ahora vamos dentro que el viento a esta hora puede hacerte mal – ambos se adentraron a la casa y pronto estuvieron en la cama.

– Te amo – susurró él besándole los labios porque al fin podía hacerlo sin reservas.

– También te amo – contestó ella, suspirando en paz en los brazos del hombre que más amaba y que de por sí, la amaba a ella.

¿El orgullo o el Amor? (JorTini)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora