Capítulo 8

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-Kate- susurré - Kate, despierta - soltó un gruñido y se dio la vuelta - Kate.

-Un poco más - gruñó.

-Vamos, levanta - repetí.

-El jet lag me ha afectado demasiado - gruñó de nuevo - necesito dormir.

-Bobadas, levanta que Ryan no tardará en llegar - cuando acabé de pronunciar la última palabra, abrió los ojos.

-Mierda, tienes razón - se levantó y empezó a quitarse el pijama.

-Iré a preparar el desayuno - la sangre me subió a las mejillas y salí apresuradamente antes de que se quitará los pantalones.

Un par de tostadas con margarina y mermelada de fresa y un zumo fueron su desayuno. Lo engulló a toda prisa y salimos disparados hacia el aeropuerto, dónde Ryan aterrizaría en menos de media hora. Y pensar que las cosas entre Kate y yo no funcionaron al principio. Ahora, una vez más se sumaba a mi para combatir a Red.

Ryan no tardó en aparecer de entre el tumulto de gente que salía del aeropuerto. Kate se abalanzó sobre él y ambos se fundieron en un abrazo. Cuando se separaron lo saludé yo con un abrazo y subimos al coche rumbo a casa.

-Veo que las cosas siguen igual por aquí - susurró nada más entrar en casa.

-Ryan tampoco has pasado diez años fuera de aquí, no sé de qué te sorprendes - reí.

Layla apareció vestida con unos tejanos y una camisa blanca que no recordaba haber visto antes. Se abalanzó sobre Ryan con una sonrisa en los labios y poco después apareció el italiano.

-Ryaaaaaaaaaaaan! - chilló - Cuanto tiempo, ¿qué tal todo? ¿qué haces aquí?

Su abalancha de preguntas no cesaba.

-Cariño, deja que conteste una a una - la detuve.

-Perdón, es que me parece increíble.

-Te veo estupenda - comentó Ryan - Hemos venido de paso, aprovechando nuestras vacaciones de primavera.

-Igual que yo - sonrió - Me queda un trimestre más para acabar el curso y decidí pasar aquí las vacaciones de verano.

-Juntos una vez más - sonrió Kate.

-Él es Roberto - señaló al italiano que tenía la boca llena de trozos de magdalena.

-Se pasa el día comiendo - señalé.

-¿Y hasta cuándo os quedáis?

-De momento, no tenemos un día previsto - Kate me lanzó una mirada cómplice - Arreglaré algunas cosas pendientes que me quedan aquí y volveremos a marcharnos.

Sé a qué se refiere. Todos en la sala lo sabemos menos Layla y el italiano debora-magdalenas.

-¿Os hacen unas cervezas? - pregunte - ¿O te ibas a algún sitio?

-En realidad Roberto y yo nos íbamos al centro. Quiere hacer algunas compras y me he ofrecido a acompañarlo.

-Ya de paso que haga la compra y compense todo lo que se ha comido - besé su frente.

-Y esperate - me cortó Ryan - Si se va a quedar unos días más al final pasarás hambre tu.

-No seáis así con él. Es de estómago fácil, nada más.

-Lay no te inventes cosas, no es de estómago fácil. Es un gorrón en toda regla.

-Lo que tú digas. Roberto, nos vamos - pareció molesta.

-Nos vemos luego amor - la abracé - ¿Esa camisa es tuya?

-No, es de Rob - sonrió - Hasta luego chicos - se despidió.

Ambos salieron por la puerta y Kate y Ryan me miraron a la vez a la espera de una respuesta.

-¿Rob? ¿Quién se ha creído que es ese estúpido italiano?

-Venga Bieber - Kate abrió la nevera - ¿No estarás celoso?

-¿Celoso yo? Para nada - me dió una cerveza y a Ryan otra - Simplemente me molesta que me asalte la nevera.

-No la ha asaltado, te la ha limpiado literalmente. Menos la comida de dieta, eso no le gusta - rió Kate.

-Entonces, ¿Cuál es el plan? - Ryan fué directo al grano.

-Lo de siempre - Kate se sentó en el sofá - Matar a Red y seguir con nuestras vidas.

-Sin que Layla se entere - me senté a su lado y Ryan quedó en el sofá opuesto.

-¿Crees que deberíamos esperar a que volviera a la universidad para acabar con ellos?

-Ryan, es cuestión de tiempo que se atrevan a matar a Luke, Ethan, Darren o cualquier otro de nuestro equipo.

-¿Contamos con su ayuda verdad?

-Por supuesto Kate - respondí - con su ayuda, sus armas, munición y habilidad de tiro.

-Sabes que soy mejor que cualquiera de tus hombres Bieber.

-Lo sé Kate - solté una sonrisa torcida - Por eso he contado contigo en todo momento.

Pasamos la tarde trazando estrategias y modos de asaltar algunos de los pisos franco que usan. Por otro lado, encargamos a Ryan y Darren ocuparse de recoger todo tipo de información y Ethan todo tipo de armas. Debatimos el tema hasta que, cerca de las ocho, Roberto y Layla nos sorprendieron con un par de mapas sobre la mesa.

-¿Qué hacéis? - Layla dejó las bolsas de la compra mientras mi mente volaba a toda prisa en busca de una buena excusa.

-Ryan y yo - empezó Kate - teníamos pensado comprar una casa pero aun no tenemos nada decidido.

Recogí a toda prisa los mapas y entré en la habitación para esconder algunas armas que Kate y Ryan habían estado mirando. Layla tardó poco en entrar en la habitación y cerrar la puerta detrás de si.

-Menudo día - se tiró en la cama - Estoy agotada. No tengo ganas ni de cocinar.

-Si quieres preparo yo algo de cenar - me tumbé a su lado y besé su mejilla derecha.

-No te preocupes corazón - me devolvió el beso en los labios - Yo al menos me iré a dormir directamente. Mañana Roberto quería ir a visitar la parte sur de la ciudad.

-¿Quieres que os acompañe?

-No hace falta cariño.

-Podrían venir Ryan y Kate, puede ser divertido - cogí un mechón de su pelo y empecé a jugar con él.

-Entonces si, podría estar bien. Saldremos después de comer, entonces. Dale una oportunidad a Roberto, te caerá bien - me besó - En realidad, me recuerda mucho a ti.

-¿Ah si?

-También arruga la nariz cuando algo no le gusta o no le parece bien - rió.

-Dudo que él pudiese quererte ni la mitad de lo que yo te quiero.

-No seas celoso - me besó varias veces más en los labios y la nariz - Tu lo que necesitas es que te recuerde lo mucho que te quiero - guiñó un ojo antes de ponerse a horcajadas sobre mi.

-Sabes que no estamos solos y no puede ser Lay - empezó a besar mi cuello - Venga, para - reí.

-Cuando se duerman entonces.

-Me corta el rollo saber que no estamos solos en casa.

-No importa - depositó un suave beso sobre mi nariz y se levantó de la cama para cambiarse de ropa.

-Voy a preguntar que quieren para cenar - me levanté y desaparecí hacía la cocina.

Me dolían las peleas con Layla, aunque aquello no fuera una pelea de las grandes ni tan solo una pequeña discusión.

Kate me ayudó a preparar algo de cenar mientras charlábamos sobre su vida fuera de Francia y con Ryan, mientras este último descansaba en el sofá.

Pearls of Evil: ReturnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora