Capítulo 13

70 6 0
                                    

Tan solo un minuto, un segundo, pueden unirte o separarte de la vida. Intenté dejar de pensar en todo lo ocurrido mientras los pitídos de aquellas máquinas me ensordecían.

-¿Y si no le vuelvo a ver? ¿Y si se va para siempre? - no podía calmarme.

-Espera pacientemente - susurró - Él es fuerte.

-Pero no lo suficiente.

Apreté su fría mano nuevamente y él me devolvió el apretón. Quizás fue mi corazón jugándome una mala pasada o mis ganas de creer lo imposible. Sus ojos seguían cerrados, su latido constante, pero su respiración dependía aún de la cánula que entraba por su nariz.

-Kate, éste es el fin.

-No, no lo es - dijo la morena - necesitas descansar. Eso es todo. Ve a casa, duchate, come algo y duerme un poco. Luke y yo nos ocuparemos de él.

-En cuanto sepas algo llámame - me abrazó fuertemente - sea la hora que sea.

-Lo haré.

Cogí mis cosas, mi cartera y mi paquete de tabaco, y salí de aquella habitación blanca y fría de hospital. Caminé sin prisa, ausente de lo que ocurría a mi alrededor y me encendí un cigarrillo. Ryan estaba en coma y no podía hacer nada por él. Absolutamente nada. Me quemaba por dentro, me jodía vivo no poder cambiarme por él, porque sin pensarlo lo hubiera hecho.

Hice caso a Kate. Me duché, comí algo e intenté conciliar el sueño, sin éxito alguno. Durante más de tres horas di vueltas en mi cama hasta recibir un mensaje de Kate.

Intenta dormir. Todo va bien

Maldita Kate. Me conocía demasiado bien. Al principio nuestra amistad tardó en cuajar, pero después nos hemos unido poco a poco el uno con la otra; en parte gracias a Ryan. Al ser tan parecido nuestro pasado no tardamos en encontrar algo en común.

Sin darme cuenta me quedé completamente dormido, no recuerdo ni sé que hora debía ser pero al despertar la mañana siguiente no pude evitar llorar contra la almohada. Yo había salido ileso y Ryan había acabado en coma por mi culpa.

Me levanté de la cama a desgana y anduve por el piso en busca de Layla. No había ni rastro de ella desde ayer. Intenté llamarla, pero desistí cuando no me lo cogió después de cinco timbrazos. Le mande un rápido mensaje:

"¿Dónde estás?"

Y fui hacía la cocina a por algo para desayunar. Me preparé un café y me senté en uno de los taburetes que rodeaban la mesa de la cocina. No sé cuanto tiempo estuve con la mirada perdida, pero el café se quedo frío. Lo volví a calentar en el microondas y me lo bebí en dos tragos.

Me vestí con algo decente y salí hacia el hospital de nuevo. Conduje varias manzanas y me detuve en un semáforo. Tataree distraído una canción que sonaba en la radio hasta que, en un banco de la acera izquierda, vi a Layla y el maldito Italiano charlando.

Saqué mi móvil y le mandé otro mensaje de Whatsapp. Ella sacó su móvil, ajena de que la estaba observado, y volvió a guardarlo en su bolsillo sin responder a mi mensaje.

-Será burra - murmuré entre dientes.

Volví a arrancar el coche y conduje hasta el hospital, pero con Layla tenía una conversación pendiente. Ahora la necesitaba más que nunca y no tenía su apoyo.

Busqué la habitación de Ryan, la 203, y golpeé la puerta con los nudillos antes de entrar.

-Adelante - sonó al otro lado.

-Soy yo - dije al abrir.

-Justin - Kate se me lanzó a los brazos. Tenía los ojos rojos e hinchados.

-No llores más, Kate - le devolví el abrazo y besé su frente - Ve a casa, dúchate y come algo. Lo necesitas.

Asintió levemente y volvió a abrazarme. Después de unos eternos segundos, se secó las lágrimas, cogió su bolso y me sonrió levemente antes de irse.

-Ryan - me senté en la butaca de al lado - ¿Como estás hoy colega?

Era consciente de que no recibiría respuesta alguna, pero hablar con él me ayudaba a sentirlo más cerca de mi. Sentía que todavía podía vencer la lucha entre la vida y la muerte.

Estuve en su habitación hasta las 3 de la tarde, cuando recibí un mensaje de Kate.

"Me he quedado dormida, lo siento"

"No importa" respondí.

"Layla y el italiano están demasiado juntitos. Mantente alerta"

"Joder. Que se vayan a la mierda."

Me levanté de la butaca y lancé el móvil contra ella. Di varias vueltas por toda la habitación intentando aclarar mi mente. Pero nada. Cogí mi móvil y salí a la calle a fumar un cigarrillo.

Cuando quise darme cuenta una Kate un tanto agitada llegó hasta mi.

-Siento haberme dormido.

-No importa - le ofrecí un cigarrillo - Estaba demasiado nervioso para seguir allí dentro. Odio la espera y no tener noticias.

-Ya sabes como funcionan las cosas en los hospitales - susurró antes de encender el cigarro.

Pearls of Evil: ReturnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora