CAPÍTULO 1: LA VIDA ANTES DEL EJÉRCITO

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Todo comenzó un día como todos en 1933, Raynard un joven alemán de dieciséis años se levantó para desayunar con su padre, Adler Schudentmeiger, un importante oficial del ejercito Nazi.
- Buenos días, padre. Dijo el joven mientras se sentaba y esperaba a que su sirvienta le traiga el desayuno.
- Buenos días, Raynard. Respondió su padre mientras bebía su café y escuchaba la radio.
El silencio se armó en la mansión y en la radio se dió la noticia del ascenso de Adolph Hitler a canciller, Adler sonrió, él y Raynard estaban igual de contentos; el regimen cada vez iba tomando mas poder.
Raynard como todas las mañanas salió a la calle a caminar por la ciudad, se vistió elegante como siempre, se puso su brazalete y salió. Mientras caminaba se cruzó a una hermosa joven.
- Que hermosa te vez. Le dijo, la joven lo miró asustada.
- Tranquila, no tienes de que asustarte ¿como te llamas?. Le preguntó.
- Ag- Agneta. Dijo la joven con la mirada baja muy timidamente.
- Un gusto, Agneta, mi nombre es Raynard, Raynard Schudentmeiger. ¿que te parece si esta noche salimos a cenar? Así podré conocerte mejor. Preguntó el muchacho.
La chica muy asustada aclaró con la cabeza y rapido siguió su camino.
- ¡Nos encontramos a las 20hs en el centro!. Gritó el joven, había quedado encantado por aquella chica, era muy linda. Pelo marrón, ojos celestes, con una muy bella figura, se había enamorado a primera vista.
Raynard emprendió camino devuelta a su casa, mientras volvía se cruzó con un auto con cuatro soldados nazis, el auto frenó, uno de los soldados bajó y dijo:
- ¡Identificate!.
- ¡¿Por qué debo de hacerlo?! ¡Soy alemán!. Respondió Raynard.
El soldado sacó su pistola, apuntó al rostro del joven y reiteró:
- ¡Identificate si quieres seguir viviendo!.
Una voz grave se escuchó de repente.
- ¡¿Qué está pasando aquí?.
Los soldados miraron y sorprendidos gritaron con la mano en la frente:
- ¡Teniente coronel Schudentmeiger!.
- ¡Este joven no quiere identificarse!. Dijo uno de los soldados aún apuntando al muchacho con el arma.
- ¡Él no va a identificarse! Y si no bajas el arma ¡Tú tendrás que identificarte en un campo de concentración!. Gritó Adler muy furioso.
- Raynard, hijo mío, volvamos a casa, hoy tenemos una importante cena.
Ambos volvieron a la mansión, el joven alemán fue a bañarse para ir mas tarde a cena, él no quería ir, quería quedarse para poder ver a Agneta, pero su padre quería que vaya.
Agneta trendrá que esperar a otro momento...

Amor tras la guerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora