CAPÍTULO 4: PRIMEROS PASOS EN LA SS

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Padre... ¿Que haces aquí?. Preguntó Raynard
- Primero contéstame lo que yo te he preguntado. Respondió Adler
Raynard no sabía que decirle, Agneta a pesar de estar muy asustada, le respondió a Adler.
- Soy su novia, señor.
Raynard se puso totalmente sonrojado, su padre lo miró, sonrió y dijo.
- Oh, tú eres la afortunada novia de Raynard, me alegro por ustedes.
-¿Por que nunca me dijiste nada, Raynard?
El joven no tenía palabras, esa chica a la cual él estaba enamorado, se había declarado como su novia frente a su padre.
- Bueno, esta noche vendrás a cenar a casa ¿Quieres?. Preguntó Adler
La joven aún asustada, aclaró con la cabeza y sonrió.
Caminaron hasta el vehículo, subieron y partieron hacia la mansión. De repente el soldado que los escoltaba dijo.
- Teniente coronel Schudentmeiger, necesito que nos ayude ahora mismo a "corregir" a unos judíos que planean una resistencia. Dijo riendo
Adler aceptó y por detrás de ellos, un camión lleno de soldados de la SS los escoltó hacia el hogar de la resistencia.
- Padre ¿yo también puedo participar?. Preguntó Raynard
Su padre lo miró y le respondió.
- Según el führer tu ya deberías a empezar a hacer estas tareas, pero como soy tu padre temo por tu vida, ni siquiera has hecho el servicio militar para ser un SS.
Raynard rió y le respondió.
- Padre, no lo necesito, dame esta oportunidad y te demostraré que estoy listo para dirigir ahora mismo un pelotón de la SS.
Adler no tuvo otra opción, tuvo que aceptar.
Llegaron al hogar donde se encontraba esa resistencia, Raynard y su padre bajaron del auto a buscar sus armas.
- Tú quédate aquí, vas a estar segura, Scheiders te cuidará. Le dijo Raynard a Agneta. El joven alemán se acercó al soldado y le susurró al oído.
- Si algo le llega a pasar a esta chica, lo que te pasará a ti será peor ¡Oíste Scheiders!
Un gran pelotón de soldados de la SS bajaron del camión y bajo las órdenes de Raynard y Adler se dirigieron a derribar la puerta y entrar, cuando lograron entrar al hogar, las ametralladoras alemanas comenzaron a sonar inmediatamente, asesinaron a casi todos, dos lograron escapar y otros tres fueron capturados cuando intentaban escapar; Sacaron a los prisioneros a la calle y Raynard dió la orden de fusilamiento, Agneta se encontraba viendo todo el suceso y al ver a los tres prisioneros se tornó un poco nerviosa.
- ¡Preparen!
Los SS afirmaron sus armas.
- ¡Apunten!
Las metralletas alemanas apuntaban directamente hacia los prisioneros judíos.
- ¡Abran Fuego!
Los prisioneros inmediatamente cayeron al piso, muertos.
- ¡Nooo!. Se oyó desde el auto, Agneta se encontraba llorando, pero trató de ocultarlo, sino ella también sería fusilada y la peor parte, Raynard no la amaría por lo que es.
La tropa alemana no sufrió bajas.
Raynard, Adler y Agneta se dirigieron a la mansión, al llegar, la sirvienta los recibió con la comida ya hecha; pasaron y se sentaron en la gran mesa para degustar una rica comida tradicional alemana. Mientras se encontraban comiendo, Adler preguntó.
- Agneta, querida nuera, Cuéntame de tu familia.

Amor tras la guerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora