CAPÍTULO 2: POCO A POCO TODO COMIENZA

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20:30 hs. Raynard y su padre listos para ir a la cena, solo quedaba esperar a que los soldados vengan a buscarlos. Raynard se encontraba vestido con un muy elegante traje obsequiado por el mismo Hugo Boss y obviamente con su brazalete, su pelo rubio finamente peinado hacia el costado, su look podía enamorar a cualquier mujer que se le presente. Su padre se encontraba con su uniforme militar para fiestas, con sus numerosas medallas y su gorro; el solo mirarlo ya infringia temor.
El auto que iba a trasladarlos llegó, un soldado de la SS bajó y se acercó hacia la puerta de la mansión, Raynard y su padre salieron, subieron al vehículo y partieron.
Despues de unos diez minutos de viaje, llegaron a la mansión de Geer Schmidt, un compañero de Adler. Bajaron del auto y el soldado que los habia escoltado gritó.
- ¡Llegaron los Schudentmeiger!
Los que se encontraban vigilando la puerta saludaron y los hicieron entrar a la sala principal de la mansión; la sala se encontraba adornada con banderas con esvásticas y en el medio del salón una gran mesa de roble donde se encontraban todos los oficiales de alto mando del ejercito y sentado en la cabecera de la mesa, Adolph Hitler.
Raynard y su padre saludaron a sus conocidos y por ultimo a Hitler.
- ¡Mein Führer! Dijeron los Schudentmeiger.
- Adler, amigo mío , me alegro verte bien y... ¿Que tenemos por aquí? El pequeño Raynard, has crecido mucho desde la última vez que te vi, no puedo esperar para verte dirigiendo un gran pelotón de la SS. Dijo el Führer.
Raynard y su padre sonrieron y procedieron a sentarse en sus lugares reservados.
Durante la cena uno de los judíos que servía la comida tropezó y la comida cayó encima de Adler, manchando su sofísticado traje.
Adler extremadamente furioso lo tomó del cuello
-¡Asquerosa rata judía!¡Mira lo que hiciste!. Gritó Adler mientras apretaba el cuello del judío
- Di- Discúlpeme señor. Respondió el judío casi perdiendo la voz.
Adler cada vez apretaba más el cuello del judío y el silencio que había en la sala se rompió al escucharse el sonido del cuello del judío rompiendose.
El cuerpo cayó al suelo, unos soldados vinieron a llevarse el cadáver y la cena continuó normalmente, como si nada hubiera pasado.
01:00 am la cena terminó y los Schudentmeiger volvieron a sus casas.
Al otro día Raynard salió a pasear como suele hacerlo todas las mañanas, pero esta vez con el deseo de ver a Agneta, mientras iba caminando su deseo de volvió realidad, ella estaba ahí.
-Oh, hola Agneta. Dijo Raynard
La joven se dio vuelta asustada y respondió.
- Ho- Hola Raynard.
Raynard sonrió, esa chica que a él le encantaba se acordaba su nombre.
-¿Estás libre hoy?. Preguntó Raynard
-Emm, si. Respondió la joven
-Oh ¿Que te parece si salimos a pasear más tarde?
-Emm, está bien ¿a las 16:00?. Preguntó la chica muy tímidamente
Raynard para despedirse la besó en la mejilla y se volvió a su casa. Agneta se sonrojó y sonrió.

Amor tras la guerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora