La joven se asustó, temblando respondió
- ¡No! Estos judíos usurparon mi casa.
Raynard la miró y le dijo a su padre
- Déjala padre, es obvio que ella tiene razón, las asquerosas ratas judías son capaces de todo.
- Espero que tus padres no tengan problema de que te hospedes en nuestra casa. Dijo Adler riendo
- Vamos, así puedes acomodarte tranquila en nuestra casa. Susurró Raynard al oído de la joven mientras la tomaba de la mano y la arrastraba hacia el auto.
Subieron al vehículo y partieron devuelta hasta la casa de los Schudentmeiger, mientras iban en camino Adler preguntó.
- ¿Que harás con tu ropa? No tienes ninguna otra más que la que estás usando ahora.
Agneta no sabía que hacer, ya no le quedaba dinero, entonces respondió
- Emmm, yo puedo estar con esta ro...
- Usará la que le pertenecía a mi madre, claro, si la quiere. Interrumpió Raynard.
Llegaron a la mansión, bajaron del auto y se dirigieron a la entrada para luego ir al antiguo vestidor de la madre del joven. Al entrar a la sala de estar de la mansión y atravesar un pasillo llegaron al fin a una gran habitación llena de vestidos y zapatos de todo tipo.
- Pruébate el que más te guste, en mi habitación te espero. Le dijo el muchacho mientras cerraba la puerta del vestíbulo. El joven subió a la habitación esperando a que Agneta se termine de vestir, subió se quitó los zapatos, la corbata, se abrió los dos primeros botones de la camisa y se lanzó sobre la cama a mirar el techo; pasó un tiempo hasta que Agneta aparezca con un hermoso vestido de color rojo como una rosa.
- Te ves muy bella vestida así. Dijo Raynard mirándola de pies a cabeza, la joven rió y se sentó en la cama junto al muchacho.
- Me impresiona que una chica como tú me haya prestado atención. Le dijo el joven Alemán mientras la miraba fijamente con sus ojos celestes.
- ¿Por qué lo dices?. Preguntó Agneta
Raynard, abrazándola le respondió
- Porque eres muy hermosa, eres la mujer perfecta.
La muchacha se sonrojó mucho, giró la cabeza y lo besó.
- ¿Que opinas de que comencemos a ser novios? Preguntó el joven sonriendo y tomando de la mano a su pareja.
- ¡Me encantaría! Pero aún no Raynard, todo está yendo muy rápido, quiero que nos conozcamos más y cuando nos conozcamos bien aceptaré con gusto tu propuesta. Contestó viendo a los ojos al muchacho, los ojos de él se desviaron un poco de la mirada de la chica, como si se hubiera enfadado; mirando hacia otro lado las únicas palabras que soltó fueron.
- Y sobre conocernos... ¿por qué no comenzamos ahora?
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Amor tras la guerra
Historická literaturaEsta historia trata en 1933 cuando los nazis poco a poco iban tomando poder. Raynard, un joven alemán de 16 años hijo de un importante general del ejercito nazi, conoce una chica la cual pronto terminaría siendo su novia. Pero todo cambiará cuando c...