Tú. Epílogo.

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Draco se escondió detrás de un armario de tres patas, completamente desarmado, por Potter, una vez más. Se sentía agotado, no creía poder seguir con aquello ni un segundo más, había dado pelea, había hecho todo lo que había estado en sus manos para entregar a Potter al señor tenebroso, pero una vez más había perdido ante él y no creía ser capaz de levantarse de nuevo. Extrañamente perder ante el héroe no le había causado el desagrado que comúnmente le causaba perder ante cualquiera, sentía que aunque sus intenciones habían sido ser un buen mortífago, por el bien de sus padres y para poder salvar su propia vida, el que Potter saliera victorioso era lo mejor que podía sucederle al mundo, que sus planes se vieran arruinados una vez más por aquel insufrible muchacho de cabellos desastrosos jamás le había traído tanto alivio. Era como que tenía la excusa perfecta, él lo había intentado y no había funcionado, aquello ya no era su culpa ciertamente, si no de Potter y tal vez, Voldemort estaría complacido con su "lealtad" y tal vez dejaría de torturar a su padre a crucios o dejaría de castigar a su madre en el calabozo sin comer por días, tal vez dejaría de amenazarlo con aquella horrible serpiente por la que había desarrollado una fobia terrible, tal vez su familia no recuperaría el respeto del pasado, pero podría reducir su sufrimiento.

Cerró los ojos con frustración, joder cuan cansado estaba de fingir que estaba en el bando correcto, cuan cansado estaba de tener que soportar las torturas y las amenazas de muerte, cuan cansado estaba de perseguir a Potter como lo había hecho desde que se conocieron. Que se quedara con la victoria, que se quedara con el reconocimiento del mundo entero, él ya estaba cansado de siempre competir. Escuchó más ruido de batalla, estaba seguro de que Vincent seguía en lo suyo, con la cabeza demasiado lavada por los discursos de Voldemort como para darse cuenta de la realidad que Draco había entendido hacía mucho; con el Lord al poder no serían libres como él había prometido, siempre serían sus esclavos, sus sirvientes. Draco pensaba que era una lástima que sus padres se hubieran dado cuenta de la realidad demasiado tarde, pensaba que, de haber elegido diferente ahora podrían estar a salvo, lejos de aquella locura, pero estaban hasta el cuello en aquella situación y no había nada que él hubiera podido hacer, demasiado ingenuo, dejándose influenciar por sus padres.

El sonido de una explosión le hizo cerrar los ojos con más fuerza y abrazarse a sí mismo, cobarde, como siempre había sido, todo lo contrario a Potter que sin pensarlo dos veces se arrojaba al peligro y salvaba a cuanta persona se le atravesaba, Draco pensaba que en su vida pasada debió haber dejado morir a alguien muy importante y que en ésta vida trataba de recompensarlo salvando a cuanto podía... o tal vez era que su gen de idiota Gryffindor el que no le permitía ignorar a alguien en apuros, incluyéndolo. Le parecía interesante la forma en que ambos parecían atraerse a pesar de su palpable rivalidad, le parecía sumamente curioso que sin importar las circunstancias siempre estaban involucrados el uno con el otro, como si inconscientemente se buscaran, se encontraran y entonces, como no sabían manejar aquella extraña atracción simplemente decidían pelear.

Debía admitir que de los dos, era él el que peor lo sobrellevaba, porque Potter le hacía sentir cosas que le asustaban y como él era un completo cobarde, rehuía de ellas, y asustado como estaba siempre se ponía a la defensiva y aquello terminaba en una serie de maleficios y golpes por los pasillos; el odio era más fácil de manejar que cualquier otra cosa opuesta a la que no le iba a dar nombre porque no valía la pena. Pelear era más fácil, burlarse era más fácil, insultar era más fácil, siempre que lo hacía Potter le dedicaba una mirada que no le daba a nadie más y era satisfactorio ver sus ojos verdes prendidos en furia e impotencia, él y solo él podía causar que el pelinegro perdiera los estribos, solo él podía robarse su atención con una risa socarrona, él y solo él podía ser el rival de Harry Potter, aunque en el fondo, muy en el fondo, deseaba que le mirara de otra manera, de la misma manera en la que miraba a Ginevra Weasley.

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