Y llegué a casa a disfrutar las últimas ocho horas de mi cumpleaños, mi madre vio tu foto y me pregunto quien eras, así que le conté todo lo sucedido, y luego la coloqué en un cofre dorado que conservaba justo en mi peinadora.
Pase la noche acostada pensando, no creas que en ti, todavía pienso como no llegue antes para comprar la última paleta. Bueno sí, básicamente si pasaste por mi mente un par de veces, pero no por nada fuera de lo normal.
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Te vi.
Short StoryElla una chica torpe y maravillosa. Él un príncipe azul sin capa.