Capítulo 8

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—¿Danny sabes donde esta Sam? quería hacerle una pregunta.

La cabeza de Jazz parecía flotar a un lado de la puerta abierta del cuarto de Danny.

—Ella esta en el baño, del piso de abajo, va a tardar —Danny trató de hacer una cara seria —Pero puedes preguntarme a mi lo que sea.

Esperaba que Jazz le creyera y no bajara las escaleras buscando a Sam o la encontraría con Tucker tomando armas de el arcenal de su madre.

—No sé... es una cosa de chicas... pero no debo perder tiempo, bien ¿Crees que este vestido es demasiado para la fiesta, es que nadie aclaró en el parque el tipo de vestimenta adecuada y...

Danny supuso que sus ojos abiertos de sobremanera alertaron a su hermana que dejó  de hablar.

—¿Esta muy mal? Tengo otros vestidos si este esta mal.

El aludido vestido, que Danny nunca antes había visto, era una larga pieza de tela azul turquesa lisa y larga hasta los tobillos. En si no tenía nada de malo estaba bien para una boda u otro evento que Danny no podía imaginar pero que sabía, debía  existír otro lugar donde podria usarse. Ahora el asunto era explicarle a Jazz.

—Sabes que, iré a buscar a Sam ella te podrá explicar mejor que yo.

—Genial gracias hermano, sacare mis otras opciones de vestidos.

Danny se alejó pensando en lo despistada que era su hermana.
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Dentro de Casper High la única puerta abierta no dejaba ver a donde iba. La neblina ocultaba lo que debería se el gran prado junto a la cancha para jugar fútbol americano.

El numeroso grupo de padres y maestro rodeaban la puerta abierta a una prudente distancia. La niebla les provocaba desconfianza, no sabían que se ocultaba detrás.

—Fue apenas un segundo —decía el senor Foley —desde que pasamos por aquí a cuando escuchamos el cerrojo. Era como si alguien la abriera para que nosotros la viéramos.

Maddie que no había bajado su ecto-arma apuntaba a la salida abierta. Con cuidado Jack poso su mano sobre la de ella y las movió abajo.

—Maddie no podemos esperar hasta que algo se decida a salir, tenemos solo una opción y es cruzar nosotros. 

—No sabemos que espera del otro lado Jack ¿Y si es una trampa?

—Por eso iré yo solo.

—No creó que sea una buena idea señor Fenton —comentó el maestro de su hijo.

—El señor Lancer tiene razón Jack yo te acompañare —se ofreció el padre de Sam.

—Yo también voy —dijo Maddie.

—Y yo —el padre de Valerie dió un paso al frente.

—Lo siento amigo no creo que ustedes deban venir. Maddie si algo pasa y no regreso... los chicos van a necesitarte. Igual para ti Grayson tu hija se quedaría sola si desapareces. Ustedes se quedarán aquí.

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Después de que Sam desapareciera dentro de la habitación de Jazz por dos horas completas, que Danny tomara una siesta por el mismo tiempo y que Tucker atacara el refrigerador de la familia en busca de carne. La noche llegó dejando las calles en silencio, Danny despertó y bajó a la cocina en busca de una merienda junto a su amigo. Ocasionalmente los dos chicos escuchaban cosas caer en el piso de arriba, algunas risas y pudieron contar media docena de gritos, todos de Jazz.

Cuando creyeron que jamás llegaría el momento de que estuvieran listas, las dos siluetas atravesaron la puerta. Sam se veía igual que siempre quizás había retocado el color de sus sobras moradas y algún toque a sus pestañas negras pero nada más. Jazz por otro lado llevaba puesto una linda blusa de flores azules, un ajustado pantalon mezclilla y unos sencillos tenis blancos. El maquillaje sencillo que Sam le había ayudado a ponerse hacia resaltar el color de sus ojos y la forma de sus labios, parecía avergonzada.

—¿Qué opinan? ¿Me veo bien? Sam dice que asi se visten en este tipo de fiestas.

—Te ves muy bien Jazz —sonrio Danny.

—Si, lo que él dijó... —completó Tuck con la boca abierta.

—¡Gracias! —entonces su sonrisa cambió —Saben no dejo de pensar en nuestros padres, nosotros vamos a una fiesta y ellos... ni siquiera sabemos si estan... bien.

—Jazz mamá y papá son capaces de enfrentar a cualquier fantasma, siempre llevan sus armas y pueden cuidar de los demás. Ellos están bien —dijo Danny con una sonrisa.

—Vamonos adelante Jazz, Tucker y tú busquen mi mochila.
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Jack Fenton, el señor Manson y el señor Foley fueron los tres voluntarios que cruzaron la espesa neblina. Jack al frente pues era el único con una arma, con pasos cuidadosos y sujetando una de las correas del traje naranja para no alejarse en diferentes direcciones, los tres adultos caminaron por unos segundos que les parecieron horas.

Hasta que chocaron de frente con una larga pared de roca. De cerca podían ver el pasto verde donde se asentaba y a lo alto el borde se perdía entre la cúpula de niebla. Sin un camino que seguir los adultos optaron por continuar cerca a la anormal pared, que en unos segundos de caminata cambió a montones de rocas y montañas de polvo. Parecían las materias primas de una obra por construir.

Rodeando por donde pudieron los hombres chocaron con la enorme espalda inmóvil de Jack Fenton, apenas iba el señor Foley a preguntar por que se detenía cuando el caza fantasmas pidió silencio a señas. Con cuidado se acercaron a la orilla desde donde Jack veía asombrado lo que pensaban nunca verían de nuevo.
Cientos de esqueletos, los esqueletos de Lord Paria se encargaban de armar el largo muro que antes habían seguido. Movidos por fuerzas desconocidas los armazones de huesos color verde apilaban piedra sobre piedra para subir la altura del muro. Con rudimentarias herramientas preparaban lo necesario para asegurar la obra, concentrados en su trabajo ninguno notaba la presencia de los tres seres vivos observándolos.

Temiendo el ser tan inferiores en cantidad Jack alentó a sus compañeros a retirarse en silencio antes de ser descubiertos. Caminando de espaldas para no perder de vista al centenar de espectros Jack no alcanzó a detener la caída del señor Manson que en un descuido había pisado una de las tantas herramientas regadas por doquier. El ruido de inmediato atrajo la atención del ejército que en segundos los rodearon, incontables cuencas vacías de color morado parecían mirarlos de todas direcciones pese a no tener ojos. Sin miedo Jack apuntó a los fantasmas esperando el primer ataque.

Momento que nunca llego, en silencio y sin moverse los que habían sido soldados no hacían nada. Ninguno intento atacarlos.

—¡Vamos! —el grito de Jack despertó a sus compañeros de la ensoñación.

—¡Corran!

Sin ser perseguidos el trío escapó sintiendose afortunados, no iban a esperar a que fuera demasiado tarde. Corrieron por donde habían venido, Jack girando cada cierto tiempo para asegurarse de no estar en peligro. No supo cuando cruzó la puerta hasta que escuchó la voz de Maddie.

Alma De Tormenta [EN CURSO] [NO YAOI]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora