— JIMIN —
Aquel día iban a darme de alta, luego de ocho meses y medio más en rehabilitación mi cuerpo por fin pudo moverse con comodidad, al menos la parte superior, y para mi suerte había ganado un poco de peso, algo que tal vez no era mucho pero significaba bastante para mí.Poco a poco todo estaba volviendo a ser como antes, mis amigos venían a verme casi siempre, convirtiendo mis días en el hospital en reuniones de cotilleo que siempre me dejaban pidiendo por más. Por otra parte, no lograba acostumbrarme al trato de mis padres, quienes se preocupaban por mí como solían hacerlo cuando era pequeño. En este contexto parecía que el hecho de ser abiertamente homosexual no era un problema por el cual discutir con ellos, nada más alejado de la realidad.
Todo se sentía…bien. Todo iba en su camino. A excepción de algo.
Jungkook.
Incontables veces esperé una respuesta, de todas las preguntas que tenía luego de despertar las que lo involucraron eran las únicas que continuaban en el misterio. Sentía como si nuestra relación nunca hubiese existido. Él nunca vino a verme, nunca se puso en contacto. Siquiera cuando recuperé mi teléfono pude encontrarlo. Su número era otro, al igual que sus redes sociales. Todo de él se había desvanecido.
Tristemente la única forma de verlo era únicamente en mis sueños, hasta mis recuerdos más preciados parecían continuaciones de los mismos haciéndome dudar si en verdad habían ocurrido. Era una tortura diaria. Solía quedarme horas maquinando una y mil ocasiones en que él se atravesaría por la puerta y vendría a mi encuentro, me abrazaría y besaría con desespero, me diría lo mucho que se había preocupado y juraría no apartarse nunca de mi lado.
«Patético.»
Debí hacerme a la idea de que ya no formaba parte de su vida, que era el único que seguía pendiente de esa relación inexistente. Debía renunciar a este dolor que me consumía y no me dejaba avanzar, pero simplemente no podía. Por más que quise convencerme de que ese era el final no pude hacerlo.
Eso no era un final. Al menos no para mí.
En la tarde mi padre vino a buscarme junto a mi hermano menor Joongsuk, quien fue el único de mi familia con quien nunca tuve conflicto alguno, hasta nos mantuvimos en contacto aún después de que me mudé por mi cuenta e incluso hubo ocasiones en las que se quedó a dormir con nosotros. Cuando lo vi en el hospital noté que lucía mucho más alto que yo y extrañamente, muy diferente a lo que creía, eso me hizo lagrimear. Nunca me consideré emocional por cosas tan banales, sin embargo allí estuve, lloriqueando al ver a mi hermanito ya crecido.
Ambos me ayudaron a ingresar al auto en el asiento trasero, mis piernas dolían un poco, pues aún no había recuperado mi completa movilidad; por lo mismo debía movilizarme con las muletas que tan incómodas eran de llevar a cuestas. Si bien eran de ayuda, no dejaban de hacerme sentir avergonzado de cierta forma, aunque eran mejores que la silla de ruedas.
—Hyung ¿estás cómodo? —dijo Joongsuk sentándose a mi lado a pesar del estrecho lugar.
—Algo. Odio éstas muletas. Son un dolor en el trasero.
—Se nota la furia en tu cara —rio.
— ¿Están listos? —Ambos afirmamos luego de colocarnos el cinturón de seguridad— Pasaremos primero por el centro, su madre me pidió comprar algunas cosas, luego iremos directo a la casa.
« ¿A casa?»
—oigan, ¿podrían llevarme a mi departamento? Les daré la dirección, está por…
— ¿Para qué quieres ir ahí hijo?
—¿Cómo que para qué? Necesito cambiarme y además tengo…
—Hyung, no te preocupes, mamá se encargó de traer todas tus cosas hace tiempo.
— ¿Eh?
—Hace ya un tiempo venció tu contrato, así que tuvimos que retirar todo de allí. Puedes estar tranquilo, tus cosas están a salvo en casa —a pesar de que podría sonar tranquilizador para cualquiera, no lo fue en absoluto para mí.
El pensar que mis padres supieron el paradero de mi departamento, o como se ocuparon de tocar mis pertenencias no era algo que me dejara tranquilo. Pasé mucho tiempo buscando una forma de no relacionarme con ellos, ese pequeño espacio era mi lugar seguro, un sitio donde podía estar a gusto y ser yo mismo. El que supieran de él y lo hubieran invadido hizo que mi estómago se retorciera.
—Jimin, que gusto que estés de vuelta ¿Cómo estuvo el viaje? —Mi madre corrió a abrazarme una vez que llegamos y bajé del auto. Nuevamente volvió a atosigarme con sus incómodas e innecesarias preguntas. No era que no apreciara su afecto, era sólo que me había desacostumbrado y no creía que me sentiría cómodo con su trato nuevamente— Vamos, déjame ayudarte.
Al ingresar a la casa una ola de recuerdos marcados por el aroma sólo confirmaron lo incómodo que estaba. Mi cuerpo todavía recordaba el escozor de mis heridas marcadas por el cinturón, mis oídos replicaban los sonidos que chocaban contra las paredes tornándolos en ecos tétricos que me helaron la sangre. Mi respiración falló por segundos siendo preso del pánico y el miedo que me produjo regresar.
—Tuvimos que hacer algunas remodelaciones —, dijo mi madre al acompañarme a mi vieja habitación con una de sus manos en mi cintura. Incluso la calidez en su voz no pudo aminorar la pesadez que sentí en mi pecho—, tuvimos que cambiar la calefacción, y arreglar la ventana, durante mucho tiempo los insectos quisieron tomar tu habitación. Llamamos al fumigador en varias ocasiones, tuviste que haber visto a tu hermano el día que quitaron el panal de abejas que había en el marco de tu ventana—dijo entre balbuceos y un tono apresurado— fue muy gracioso.
Ella rio inquieta, estaba seguro que las experiencias vividas en este cuarto también la desestabilizaron. Las continuas discusiones que solíamos tener no parecieron ser tan lejanas, a donde quisiera que mirase, cada mueble, en cada rincón pude verme a mí mismo imaginando, maquinando y monologando sobre cómo salir del clóset con ellos, las miles de ocasiones en las que intenté que me escucharan y comprendieran que mis relaciones no eran "sólo una etapa".
—Estamos tan felices de tenerte en casa —dijo tan natural que hasta fue molesto— recé tanto por ti hijo, y gracias a dios aquí estás con nosotros.
Fue simplemente repugnante, su voz no se superpuso a la que en mi mente insistía con sus gritos desaforados y su letanía de desprecio. ¿Cómo podría llegar a sentirme a gusto en casa, si jamás me aceptaron como soy?
—Mamá.
—Si cariño —un escalofrío subió por mi espalda.
— ¿Podrías dejarme solo un momento? —Ella permaneció en silencio, tal vez esperando a que le diera una explicación o que le brindara un tono alegre— Por favor.
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Ámame- ❤Kookmin❤ (REEDICIÓN)
Fiksi PenggemarJimin y Jungkook llevaban 2 años en una relación. Un fin de semana en él cual salieron con sus amigos, el auto donde se encontraban chocó. Jungkook salió con heridas muy leves, al igual que sus amigos, pero Jimin, quien era el que conducía quedó en...