Gracias a un accidente de autobús mis padre murieron dejándonos en la miseria total, desde entonces mi vida ha cambiado mucho y las necesidades llegaron a sobrepasarnos en sobre manera. Mi hermano se hizo cargo de mi hermano pequeño y por supuesto de mí, al menos eso es lo que él cree. Proveer parece ser algo importante para él, por esa razón le hago creer que todo esta en perfecto orden.
La realidad es otra, una realidad cruel y desgastante a la que me he enfrentado desde que tengo dieciséis años.
—Sakura, en treinta minutos es tu turno.
—Gracias, Hina— sonreí.
A mis diecinueve años trabajo para solventar la renta de nuestra casa, además de gastos personales y también para pagar mi universidad. Me enfuerzo y aun así no es suficiente, el dinero manda y es un hecho que aprendí desde que el casero nos amenazó con echarnos de casa, cuando mi hermano no junto todo el dinero de la renta. También cuando mi hermano Daichi lloro por un helado que no le puse comprar, desde entonces me jure que nunca más dejaría que eso pasara otra vez. Hasta ahora lo he cumplido, me denigro todas las noches trabajando en un burdel.
Tres veces a la semana me presento ante hombre sedientos de carne fresca, bailo semi desnuda por dinero mientras que mis compañeras vender su cuerpo, si, tiene sexo a cambio de dinero. No es mi caso, hasta ahora el dinero que obtengo de mis bailes es suficiente. Las propuestas siempre llegan, pero ninguno de ellos me tendrá.
Suelo ser una chica normal y muchas veces paso desapercibida ante las personas. mantengo mi identidad oculta perfectamente bien, no arriesgo mi integridad y eso me ha ayudado para tener una rutina tan ordinaria en la universidad y por las tardes en mi empleo base. Algún día espero dejar este trabajo nocturno. Por ahora, no tengo otra opción...
—Sakura es hora.
—Claro—antes de salir veo mi reflejo en el espejo.
Todas las noches, cuando se llegaba este momento sabia de antemano que no era yo misma, que Sakura Haruno era más que un baile erótico y desnudes. Para no olvidarme de eso, y para mantener mi identidad en secreto, uso una peluca en color negro y maquillaje algo cargado. Mis ojos dejan de ser verdes y se convierten en marrones. Un antifaz adorna mi cara y quedo lista para mi ultimo baile de esta noche.
Salgo de mi camerino dejando salir un suspiro y me convenzo a mi misma que soy valiente y muy fuerte a pesar de que el miedo esta siempre latente en mi cuerpo. Jamás me acostumbrare a esto.
El presentador menciona mi nombre artístico y la ligera cortina que me separa del escenario se abre para darme paso.
Kairi, ese era el apodo que yo uso para mantearme al margen.
Los aplausos, chiflidos y gritos son solo indicios del morbo que predomina en este lugar, los ojos de los hombres que logro ver brillan en deseo. La poca ropa que cubre mi cuerpo es el motivo de sus miradas. El olor a tabaco, cerveza y presumes baratos combinados con los caros se torna repugnante para mí.
las luces se apagan para dar más misterios, aunque la mayoría de los tipos eran clientes frecuente y sabían quién era Kairi. La música suena y hago lo mismo de siempre. Había ocasiones en las que bailaba con lágrimas en los ojos, la luz tenue no lo dejaba ver y gracias a la distancia que hay entre el escenario y las mesa es considera y dudo que alguno de ellos me haya visto llorar antes.
Comencé a moverme al ritmo de la música, en cada movimiento sensual que hacía con mi cuerpo, escuchaba miles de chiflidos y una que otra palabra sucia. Los hombres más sucios de la ciudad se juntaban aquí para beber hasta perder el sentido o llevarse a una chica a sus camas.
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Eres la única excepción.
FanfictionUn peligro latente la acedía sin que ella lo sospeche, su único pecado, ser hermosa como ninguna otra. Que Madara Uchiha posara sus ojos en ella, despertó la curiosidad de Sasuke. Que Sasuke sintiera curiosidad por Sakura, detonaría un sin fin de c...