Deja de pensarlo, Sakura, deja de pensarlo...y así sin estar en mis cinco sentido golpe la mesa donde estaba reunida con Ino atrayendo no solo su mirada, si no la todos los demás estudiantes. Ahora mucho creen que tuve una discusión con Ino o que solo estoy loca. Me contraje en mi asiento como si eso avistara que murmuraran.
—Te lo digo, no estas en tus cinco sentidos. Te exijo que regreses y me cuentes que te pasa—exigió mi amiga como ya lo mencionó.
No pasaba nada fuera del otro mundo. Alguien me amenazo creyendo que puede intimidarme por elegir con quien follar y no solo eso, además mi corazón se estaba inclinando hacen alguien que solo fue mi cliente, que está comprometido con otra mujer y que también es un patán estúpido. ¿Cómo se le ocurrió decirme que solo quería sexo después de dejar en claro de una manera posesiva que era suya? Y no sé qué es más estúpido, si su intento de poseerme como un loco, o que yo me estremeciera y por dentro mi corazón brincara de alegría.
Ino no sabe lo patética que me he sentido estos tres días.
—¿Estas así por tu hermano?—se lo dije y desde entonces me apoya—. Todo está mejor ¿no?
—Si, mucho.
En cuanto a la salud de Daichi, todo estaba bien. Mucho mejor de lo que había esperado, pero al mismo tiempo era una patética mentirosa. La cuenta hospitalaria me estaba consumiendo. En mi planes estaba la retorcida idea de conseguir otro trabajo, si, así de psicópata era, pero, ¿podría? Tres trabajos, la universidad y estar cerca de mi hermano. ¿Era posible para una humana de diecinueve años?
Sin mencionar que me aterra volver al burdel, no ha pasado por mi mente regresar, pero el dinero se agota y muy rápido. Tomé turnos nocturnos en la cafetería como pretexto para no asistir al burdel.
No es suficiente.
Mordí mi pulgar hasta sentir dolor en mi dedo, para calmar mis pensamientos y mitigar la ansiedad. Era estúpido, pero me funcionaba.
—Sakura...—regresé a la realidad.
—Sasori—sonríe al verlo—. ¿Cómo estás?
—Pisando la tierra, hermosa. Iras a la fiesta de Ino ¿no?
Parpade confundida y con una sonrisa nerviosa. Los miré a ambos.
—¿Fiesta?
—En mi casa, el sábado—resopló la rubia—. Imposible, ella no está aquí—se puso de pie, tomó su mochila y en cuanto Sasori se fue ella retrocedió—. Cumpliré mi promesa y no le diré nada a Sasori sobre tu hermano. Entiendo que no tengas cabeza para ir a una fiesta, pero sabes que eres bienvenida a mi casa.
—Gracias. Buena actuación—se despidió con su mano y se fue junto a Sasori.
La campana sonó y todo rápidamente se despejó todo. Revisé mi horario en la soledad de la cafetería, no puedo describir la satisfacción que sentí ante el silencio que me rodeo. De estar más tiempo en medio de las voces y risas me hubiera arrancado la cabeza. Las preocupaciones me consumían poco a poco. Al paso que iba, me vería igual que una anciana.
Me dio tristeza saber que perdería mis mejores años metida en todo esto, pero comenzaba a resignarme. Debo decir que Sasuke le dio cierto toque de diversión a esos días. Nos llevamos pésimo, pero admito que su compañía me distrae de momentos.
Me saltaría tres clases hoy y correría directo a mi casa para dormir. Mi cuerpo pedía a gritos descansar, dormir y no pensar en nada. Me encontraba al borde de las lágrimas otra vez. Y rogaba no caer en la locura.
Una mano se poza con fuerza sobre la mesa y mis cuaderno. El estruendo me hace gritar y sacudir mi cuerpo, para de inmediato caen en shock al ver a Sasuke parado a mi lado. Con esa mirada fría y brillante.
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Eres la única excepción.
FanfictionUn peligro latente la acedía sin que ella lo sospeche, su único pecado, ser hermosa como ninguna otra. Que Madara Uchiha posara sus ojos en ella, despertó la curiosidad de Sasuke. Que Sasuke sintiera curiosidad por Sakura, detonaría un sin fin de c...