Capítulo 22

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Sakura.











Me aferraba a la idea de que cuando mi vida fuera del hospital comenzará, Todo tendría un color diferente, pero que ingenua fui. El color gris jamás se fue de mi alrededor.

En algún punto tendría que retomar mi vida en la universidad, ahora ya no tenía la ardua responsabilidad de trabajar como antes y quizás ahora Deidara pueda pagar mis gastos y enfocarme completamente en mis estudios.

Al menos a eso aspiraba.

Era fiel creyente de que, si me enfocaba en mi carrera, mi vida seria menos fea y mis pensamientos tendría más calma y control. Me sentía con la ferviente urgencia de poner al corriente mi vida. Se que nada volverá a ser igual, una parte de mi alma murió ese día y también porque tengo que dejar a Sasuke atrás. Viviré mi duelo y continuaré, sola, como siempre lo he hecho.

Estando aquí en casa y con Deidara cuidando de mi Sasuke no volverá. Y así podré olvidarlo.

Cuando llegué a casa me sorprendí un poco por lo limpia que estaba, la verdad es que yo no lo hacía muy bien. Mi habitación también lo estaba, pero no mi escritorio, esté se encontraba exactamente como yo lo dejé. Con tareas pendiente y trabajos por terminar.

Exhalé, cuando de nuevo la tristeza quiso hacerse presente.

Tenía que superar esté capítulo, no sé cómo ni dónde empezar, pero tenía que hacerlo.

—Sakura—la voz de Shisui me hizo mirar hacia la puerta—. Toma—extendió un vaso con agua.

Apresuré un poco mi paso y lo tomé.

—¿Dónde está Deidara? —bebí.

—No lo se. Le llegó un sobre amarillo y salió.

No importa cuantos problemas tuviera, el trabajo jamás iba detener su curso. Pero desde hace dos horas salió de casa.

—¿Cómo te sientes? —sonrió.

—Mejor.

Shisui tal cual, como Sasuke, se aferraba a mí con tanta fuerza. A diferencia de Sasuke él ha dejado claro que solo lo hace por amistad y por esa razón sigue a mi lado. No somos los mejores amigos, pero realmente puedo considerarlo. Es atento y gracioso algunas veces. Me aleja de mi pena aun sin saberla.

—Supongo que algún momento podrás regresar a la universidad.

—Eso espero.

—¿De verdad no recuerdas nada? —lo miré fijamente. No ofendida, más bien nerviosa.

—¿Por qué fingiría? —contesté con otra pregunta, queriendo que el dejé el tema de lado.

—Tu dímelo—pasé saliva. Dejé el vaso de lado—. No sé, porque lo haces. No te juzgo es solo que...

¡Lo sabía!

Guardé silencio.

—¿Qué? ¿Es solo qué? —fui directo a mi escritorio y comencé a mover los papeles. Acomodando el desorden como una manera de añadir respuestas.

—Si lo dices abiertamente será más fácil.

—¿Decir qué? Se claro— ¿Enserio Sakura? Ya no había una manera de salvar esto.

Hubo un silencio un poco largo e incómodo. Al punto que tuve que mirarlo a la cara para deducir que piensa.

—Escuché a tu amiga Ino agradecerle al médico por mentir sobre tu amnesia.

Exhalé.

—Shisui...

—¿Por qué Sakura? ¿Cuáles son tus motivos?

Eres la única excepción.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora