Día 2. Con la Luna

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24 de Diciembre de 1938

El árbol quedó listo para antes del anochecer. Esa noche irían a la función de cine para la que tenían boletos. Bucky se sentía inquieto. Tanto así que, mientras Steve tomaba una ducha, revisó sus armas y escogió un par de cuchillos pequeños lo suficientemente discretos como para cargar con ellos. Aunque no estaba muy seguro de porque lo estaba haciendo. Encontró el "bloqueo," un pequeño aparato que le habían dado para eliminar las interferencias. Lo había querido usar en la mañana, después de su pesadilla, pero había descartado su uso porque las palabras de Steve habían sido suficientes para detener la ansiedad, y por otro lado el "bloqueo" era doloroso. Lo dejó en la bolsa que Steve le había dado para sus cosas y la metió debajo del sofá.

Después, desenvolvió la ropa que Steve le había comprado, se vistió con ella, y guardó los cuchillos en el fondo del abrigo nuevo, pero esperaba no tener que usarlos. Steve regresó del baño cuando se ataba los zapatos, le dirigió una mirada breve antes de comenzar a vestirse también.

—Bucky, ven—le llamó y palmeó el asiento de una silla. Bucky tardó en moverse de su lugar, pero cuando le hizo caso y se sentó, escuchó la risa contenida de Steve—. No te vayas a enojar, ¿ok?

—¿Qué vas a hacer?—Steve se alejó por un momento y luego, volvió con algo en las manos.

—Te voy a peinar— y eso hizo, con un peine llevó el pelo de Bucky hacia atrás y lo ató con una cinta, si mantenía la coleta bajo el cuello de la ropa, parecía llevarlo corto, y así la gente no lo miraría extrañada—. Listo.

Bucky se miró en el espejo, hace mucho tiempo que no lo hacía, siempre se veía en el filo de sus armas. Se sorprendió de su propio rostro despejado. Steve terminó de vestirse y también tomó el peine para aplacar su cabello. Minutos más tarde, y después de que Bucky tuviera que regresar por los boletos que había dejado en el antiguo abrigo, caminaron lado a lado en dirección al cine.

Tal como había dicho el señor Smith, la noche pintaba para ser helada, tal vez, nevaría. Steve tenía la nariz roja y se subió el cuello del abrigo para cubrirse un poco más. Bucky estaba bien, recordó el frío, un frío que parecía ser parte de él. Había luces por toda la calle y un ambiente previo a la Navidad que llenaba de nostalgia su cuerpo. Ya había estado ahí, lo sabía, lo sentía y ese sentimiento también era una interferencia. Se dijo a sí mismo que no usaría el bloqueo. Permanecería así, rayado en interferencias hasta que el portal se abriera.

El cine estaba atestado, en especial por parejas que se tomaban de las manos. El vaho blanquecino de las respiraciones ascendía hacía un cielo nublado. Bucky se sintió ansioso, había mucha gente para su gusto, quiso dar la vuelta, porque una parte de él, esa que era el Soldado del Invierno, prefería la soledad. Pero una vez más, como pasaba desde que lo había visto bajo el umbral de la puerta de las viviendas, la presencia de Steve se hizo patente, y con esa fuerza magnética que tenía, lo hizo tranquilizarse con una simple y despreocupada frase. "¿Recuerdas cuándo fuimos al cine por primera vez? Una señora enorme no te dejo ver..."

Cuando por fin les dejaron entrar y tomaron asiento en las butacas, se sintió inquieto de nuevo, comprobó que tenía sus armas dónde las había dejado y suspiró. Steve a su lado esperó tranquilamente a que la función comenzara.

La película poco a poco lo atrapó y lo sumergió en una sensación que no había experimentado, al menos no que recordara. Trataba de un joven soldado que iba a Nueva York para su formación militar. Al llegar, conocía a una actriz, quien aceptaba hacerse pasar por su novia para impresionar a sus compañeros. Sin embargo, poco a poco, lo que empezó como un juego comienza a volverse serio, y se enamoran uno del otro. Entre drama, besos y romance, la historia logró abstraerlo y borrar de su mente la ansiedad que lo había acompañado durante la espera. Y por alguna razón, que no llegaba (pero que lo haría más tarde) a comprender, cada vez que algo "romántico" pasaba en la película, inevitable e inconscientemente volteaba a su derecha, dónde estaba Steve.

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