Cap 10

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Durante el viaje de vuelta a casa no nos hemos dirigido la palabra, ni siquiera nos hemos mirado. Ahora solo pienso en lo del tatuaje, ese puto tatuaje...

- ¿Bajas o te quedas en el coche? - me pregunta fríamente. Sí, ahora también tiene coche, regalo de mi madre y Andrew.

No le respondo, simplemente me bajo del coche, abro la puerta de la casa y me subo a mi habitación. Recibo un mensaje de Patri.

Chicas ¿quedamos en dos horas en mi casa?

Respondo .

Sí, allí estaré.

Un segundo después contesta María.

Sip, allí nos vemos.

Dejo el móvil y cierro los ojos. Al principio los he cerrado para pensar en este asqueroso día, pero me termino quedando dormida.

Suena mi móvil. Una llamada. La desvío y me vuelvo a dormir. Suena otra vez.

- ¡¿QUÉ COÑO QUIERES?! - grito. Oye, que no me juzguen, me acaban de despertar.

- Dani, se supone que tendrías que estar en mi casa - dice Patri. "Mierda, me he dormido".

- Sí, ya voy.

Cuelgo y voy corriendo a mi armario. Cojo unas mallas, una camiseta de manga corta rosa pálido que pone "Will you love me?" y mis Vans del mismo color.

- ¡MARIO ME VOY, NO SE CUANDO VOLVERÉ! - grito abriendo la puerta.

- Adiós - susurra al lado de mi oído.

- ¡AAAAAAAHHHH! Joder que susto que me has dado - digo poniendo la mano en mi pecho.

- Pásalo bien - dice, me sonríe de forma extraña y se va al salón. Trama algo, seguro.

Me voy corriendo hasta casa de Patri. No vive muy lejos, la que si vive lejos es María, para ir a su casa tengo que ir en coche. Llamo al timbre y espero a que abran.

- Por fin llegas - dice Patri arrastrándome dentro de la casa.

- Yo también me alegro de verte - digo sarcásticamente.

- ¿Por qué esa cara tan larga? - pregunta preocupada.

- Subimos a tu habitación y te lo explico todo.

Ya les he contado todo, después de unas cuantas preguntas sin sentido por parte de ellas, me cae una lágrima por la mejilla, seguida cae otra, y otra, estoy llorando.

- Tranquila Dani, no pasa nada - dice María abrazándome.

- Sí, él no te merece, es como todos, un mujeriego - me dice Patri.

- Pero le quiero, no he sentido esto por nadie, ni siquiera por David - ¡JODER, DAVID, ME HABÍA OLVIDADO DE ÉL!

- Hablando de eso... ¿tú le quieres? - pregunta María.

- Sí, pero no tanto como quiero a Mario, ¡DIOS, POR QUÉ NO ME SACO A MARIO DE LA CABEZA! No quiero volver a casa, no quiero estar cerca de él - digo sollozando.

- ¡JODER INTENTA ALGO CON ÉL, TÚ AL MENOS TIENES A ALGUIEN QUE TE QUIERE, YO ESTOY ENAMORADA DE UN GILIPOYAS QUE PASA DE MÍ! - grita Patri, se tapa la boca, espero que sea consciente de que ya lo hemos escuchado.

- ¿Y quién es el afortunado? - pregunto interesada.

- Lo siento, pero todavía no estoy lista para decirlo - dice.

- Bueno, no pasa nada, ¡YA HEMOS DESCARGADOS TODAS LA IRA, LA TRISTEZA Y TODO! - dice María abrazándonos a las dos. Dios, ¿cómo consigue estar de buen humor siempre?

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