― ¿Que haces en el suelo, Jane? ―La puerta se abre. Me giro de golpe, no esperaba que viniera nadie―El suelo está frío. Vamos, levanta.
Nancy entra y cierra la puerta. Me levanto y sin decir nada me siento en el borde de la cama. No sé a qué a venido ella ahora, espero que no se quede mucho rato. Nancy es... És agradable, sí, lo és. Pero ahora no quiero estar con nadie. Con nadie que no fuera Xana o mis papás.
― ¿Habéis encontrado a Sofía?― Pregunto mirándola fijamente. Todavía sigo pensando la forma en la que se comportó esta mañana.
― Pues siento decir que no, todavía no. Aunque este sea un centro privado y pequeño siempre hay rincones escondidos, a Sofía le gustan y está claro que se los conoce.
Enarco las cejas. No sabía que era un centro privado. Aunque debí suponerlo, es muy pequeño y eso quiere decir que no todo el mundo puede estar aquí. En un instante siento estar a salvo.
― ¿Y cuando crees que volverá? ―Vuelvo a preguntar.
― No tengo ni idea. Sofía sabe esconderse muy bien, supongo que cuando le apetezca volver. No suele tardar en aparecer pero claro, se tomará el tiempo que necesite.
No entiendo por qué Sofía querría esconderse. Y tampoco entiendo porqué lo ven como algo tan normal. ¿Ni siquiera les importa lo que pueda estar haciendo? ¿No van a hacer nada para encontrarla? Creo que Nancy se da cuenta de mi preocupación y me toca el pelo para intentar tranquilizarme.
― Jane, Sofía es así. no tenemos por qué preocuparnos, ella necesita aislarse de todos y siempre se sale con la suya. Y si no nos preocupamos tanto, es porque sabemos que está bien y a salvo. Creeme que nuestra seguridad es muy buena y nada va a pasarle. Solo la dejamos que se desahogue un rato. Algunas veces todos necesitamos hacerlo, y está bien, cielo, es un ser humano.
La miro extrañada.
― Una persona que huye nunca está bien y a salvo...
Nancy me mira durante unos segundos. En el fondo ella sabe que tengo razón. Cuando yo me enfadaba con mamá hacía lo mismo que Sofía. Corría y me escondía en algún lugar hasta que ella se preocupaba lo suficiente y venía a consolarme. A veces me escondía debajo de mi cama y pasaba horas llorando, hasta que mamá venía y me abrazaba. Lo hacía muchas veces y siempre que lo hacía, era porque algo no estaba bien y quería algo de atención. Quería que lo notaran.
― Bueno Jane, eso no lo sabemos. Confiamos en ella.
Nancy me pone una mano en el hombro y sonríe. Me mira durante unos segundos, está calmada o intenta parecerlo. ¿Por qué todo el mundo aquí me mira?
― El Doctor Smith me ha dicho que sacas muy buenas notas en el colegio y que eres una niña muy lista. ¿Qué curso estás haciendo?
― Estoy en quinto grado.
― ¿Te gusta ir al colegio? ―Pregunta Nancy.
― Bueno... Es divertido, a veces.
― ¿Por qué a veces cielo? ¿Qué es lo que no te gusta?
― Me aburre un poco estar allí. Se hace muy largo y hay niñas que me molestan, y la profesora nunca me hace caso. No me gustan las clases con ella ni esas niñas... Se burlan de Xana.
― Lo siento mucho Jane. Es muy duro estar en una situación así. Pero tú eres fuerte y no tienes que hacer caso a lo que dicen. ― Me sonríe y estrecha mi mano.
Nancy es buena conmigo. La miro unos segundos. ¿Todos los que están aquí lo serán también?
― Dentro de un rato te llevaré con el doctor Smith. Y no le des tantas vueltas a todo, aquí estás segura. Y Sofía también lo está, te lo prometo.
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¿Quién soy yo?
Misterio / SuspensoJane tenía once años cuando dejó de ser una niña. La madrugada del once de mayo despierta en un hospital psiquiátrico. ¿Los motivos? No los conoce. No recuerda nada y no sabe las razones por las que se encuentra allí. La frialdad de la situación la...