Unknown

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-¿Era guapo? ¿Se veía muy maduro? ¡Nunca me habías dicho algo así! ¿Puedes verlo otra vez?

Michael se sonrojó al instante, había recordado la cara de su ahora, amor platónico, tan concentrado mientras tomaba su café, sus ojos inexpresivos, sus labios finos, sus manos venosas, todo de él, para Michael era sumamente perfecto. Todo. Hasta la forma en la que pestañaba.

Le había contado a su mejor amiga acerca de su enamoramiento a primera vista, y esta, obviamente se exaltó, llenando al pobre joven de preguntas.

-Ya-Ya, basta. Bueno, tengo un libro que se le quedó sobre la mesa, y pienso entregárselo mañana por la mañana otra vez-. Michael soltó un suspiro. -Como me gustaría tener una conversación con él, cuando miré su cuello, con esa camisa desabrochada en esa zona, solo pude imaginar lo gruesa que era esa voz-. Por inercia sonrió mientras sus mejillas se ruborizaban. Cuando Mike sentía algo, sólo lo decía, y ahora mismo, sus sentimientos están fluyendo como un río en primavera.

-Ha de haber sido muy muy guapo-. Sonrió Jessica.

-¡Es la octava maravilla del mundo! ¡Jessica, quiero abrazar a todos!

-Parece como si te hubieses enamorado sin siquiera hablar.

-¡Adoro su existencia!-. Abrió sus brazos, achinando sus ojos mientras sonreía.

-Mike, no lo conoces.

-¡Lo conoceré!

Jessica estaba asustada, en la universidad, habían muchos chicos y chicas que se interesaban por su pequeño amigo, pero él, por su parte no estaba interesado en nada que tuviese que ver con estar cerca de ellos. Claro, sólo como amigos, pero los demás siempre buscaban algo más. Y aparte de eso, Michael era la persona más despistada que iban a conocer. Cada vez que alguien le coquetea, no se da cuenta, alguien que intente pasarse con la mano, tampoco se percata. Alguien confesándose, menos. Pero ahora, él parecía tan enérgico, sus ojos brillaban cada vez que recordaba al desconocido, sus mejillas se pintaban de color carmesí y una tonta sonrisa aparecía en su aniñado rostro.

Y eso era lo que hacía a Jessica feliz, todo lo que hiciera sonreír a Michael.

Ahora, sólo sonrió después de ver como su amigo se removía en el asiento del salón, con sus manos en sus mejillas, los ojos cerrados y sonriendo, y como era una característica de Michael, sonrojado.

💞

-Hola, Mikie.

-Oh, ¡Hola, Matt!-. Michael sonrió alegre ante su amigo, y Matt confirmó su pensamiento, la sonrisa de Michael era la más angelical de podría ver.

-Me preguntaba si querrías ir a tomar un ca-... un café conmigo hoy, o bueno, sólo pasear, no lo sé.

El adolescente de un año mayor a Michael, quien se encontraba en su último año, estaba nervioso por la respuesta del menor.

-Oh... Me esperan todos los días con leche calentita en la tarde para mí solito, no quisiera dejar abandonado a mi tío, y además, hace mucho, mucho frío-.

Jessica se ruborizó para por acto seguido golpear su frente con su propia mano izquierda. Aveces Michael podía ser tan ingenuo, al punto de no saber ni de lo que habla. O más bien, como lo habla.

Por otro lado, tenemos a un joven completamente sonrojado por lo dicho por el menor con tal inocencia. Dejándole una imagen clara del chico tomando toda la "leche caliente".

-Pe...- No es nada, está bien. Quizás después de meses, por fin algún día aceptes mis plegarias.

-¿Uh? ¿Plegarias? ¿Quieres pedirme algo?-. Michael levantó sus cejas esperando una respuesta.

-¿Sabes? Mejor vámonos de aquí-. Jessica tomó rápidamente la mano de Michael, llevándolo lejos de allí, aunque estuviesen hablando treinta minutos, sabía que Michael no se percataría de las intenciones de Matt.

-¡Adiós, chicos!-. Gritó Michael moviendo su mano rápidamente en el aire, mirando a sus compañeros de clase antes de salir del salón. De por sí, Michael era un chico muy sociable y bastante parlanchín, lo cual extrañamente era uno de sus encantos a los ojos de sus conocidos.

Rápidamente, todos volvearon al reconocer la voz de Mike, y sonrieron.

-¡Hasta mañana!

Se despidieron al unisono. Jessica solamente rodó los ojos, aveces odiaba que su amigo fuese tan popular y este ni siquiera se percatara.

-Michael-. Suspiró Jessica mientras reía levemente y soltaba la mano de Michael.

-¿Si?-. Sonrió el de estatura baja, con una sonrisa aniñada gracias a sus pequeños hoyuelos a los lados de esta misma.

💞

-¡Ya llegué!-. Habló un alegre Michael en la entrada de su departamento.

-Hola, Michael-. Saludo un ocupado Antuan en la cocina. -¿Cómo te fue?

-Muy bien, entregaron calificaciones, y tengo muy bien mis grados-. Sonrió orgulloso Michael mientras se sentaba en la mesa.

-¿La quieres con café?-. Habló el mayor mientras servía leche caliente en la taza del menor, sabía lo mucho que le gustaba la leche con café.

-Sí, sí.

Ya al tener su bebida caliente en frente a él, la bebió, con calma y disfrutando el sabor.

Puso sus manos en su bolso y sacó el libro del desconocido.

Tenía una portada de color negro, con letras burdeo sobre esta las cuales no entendía.

Comenzó a pasar las hojas, no tan interesado en el texto, de todas formas, ¿Quién lo estaria, si sabes que el libro esta traducido al francés?

El libro llamaba su atención sólo en el ámbito superficial, las hojas parecían viejas, al igual que el libro en sí.

¿Por qué estaba leyendo eso?

¿Será que quizás él es francés?

¡No! Michael no tendría muchas esperanzas si se entera de que es francés. ¿Cómo le hablaría? Sólo sabía inglés. ¡¿Cómo iban a casarse así?! Quizás nunca más lo vería porque debía verse con sus hermanos franceses para volver a Paris. ¡No podía irse! ¡Tenía que verlo de nuevo!

¡No, no y no!

















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Love You ❇ daddykink (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora