Día doce.

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Casi no me puedo mover de mi cama, me siento tan débil y empiezo a mirar borroso. Por pura suerte llego a mi oficina y mi jefe llega a visitarme. Me está amenazando con despedirme si no voy a un psicólogo. "Te estas autodestruyendo" me reclama. Solo porque su voz estridente retumbaba en mi cabeza y me causaba un tremendo dolor, le dije que sí. Con eso logré callarlo para que mi paz regresara.

Solo iría para que me dijeran un montón de palabras que ni siquiera escucharía con atención, probablemente una receta médica para doparme y listo. 

Sentado en el salón de la sala en la clínica que me recomendaron, entró el profesionista. Un muchacho tan alto y precioso que parecía ser modelo, actor o cantante. Todo menos psicólogo. Traía puesto un saco color crema, le llegaba hasta las piernas, recubiertas por un pantalón de mezclilla que remarcaba sus extremidades largas y robustas. Todo de él gritaba masculinidad y aún así, sus ojos se notaban tan delicados y gentiles. Su cabello café le caía en el rostro y era tan lacio que en seguida quise tocarlo. De hombros anchos y cuerpo marcado y todo en conjunto hacía a este, la persona más atractiva que había conocido. De forma muy elegante se presentó, "mucho gusto, soy el doctor  Seo YoungHo." Incliné la cabeza sin decirle nada, tanto porque no tenía energías para hablar tanto porque estaba impactado por su presencia y voz profunda.

Me sonrío tiernamente y le reproché a quién sea que fuera el responsable de la vida, por haber creado alguien como él. 

Salvación. //NCT~ JohnTenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora