Hoy después de mucho tiempo dormí a gusto. Aún lucho contra mi hambre pero puedo decir que me siento más... feliz.
Desee que el tiempo pasara volando pero las manecillas del reloj iban tan lento y empecé a desesperarme. Sin darme cuenta estaba dando vueltas y moviendo mi cuerpo al ritmo de música que solo retumbaba en mi cabeza. Recordaba la coreografía que había creado hace tiempo, aunque fue mala idea, mi totalmente desgastado y débil cuerpo no aguantó más de cinco minutos haciendo movimientos tan bruscos. Aun así, se sintió satisfactorio saber que esa habilidad, aún vivía.
Parezco una chica pasando por su inocente primer amor, al darme la idea, puse los ojos en blanco y aún más fue mi reproche, por el hecho de que llegué super temprano. Espero fuera del edificio de la clínica, acomodado en una banca. Me cubría con una bufanda de cuadros ya que el clima se tornó frío de pronto. Lanzaba suspiros cada vez que notaba a algún hombre entrando al lugar, decepcionado porque no eran YoungHo.
Varios minutos después lo reconocí, con su característico saco y su aura elegante, con en mano su maletín, el todo que lo hacían sumamente apuesto. Estaba a punto de ir tras él pero una joven lo interceptó, se saludaron y ella lo abrazó con total naturalidad. Le dio un paquete acompañado de una carta y él se notaba tan feliz con ella a su lado. Seguramente es su novia.
Fui un estúpido al enamorarme, creyendo que me correspondería. Somos hombres después de todo. Estaba paralizado en medio de la calle, escalofríos recorrieron mi cuerpo y casi quise llorar. Me retiré, regresé a casa y me tumbé en la cama, hundiendo mi rostro en la almohada. Grité, dejando ir la frustración porque estaba totalmente perdido por YoungHo. Cómo alguien tan repugnante como yo, podría permanecer al lado de tal persona, gentil y hermosa. Dos lados de la luna, aquella que brilla con su máximo esplendor y yo siendo la que nunca se ve, oscura, muerta.
Toqué mi clavícula, la cual se remarcaba preocupadamente, así me recordé en lo que me había vuelto.
Las lágrimas no se hicieron del rogar para que luego hicieron dejaran miss ojos ridículamente hinchados. Ya cansado de mis propios lamentos, iba a dejar todo para ver si al dormir me apaciguaría, cuando mi teléfono sonó. Un mensaje llegó:
"¿Porqué no apareciste en la sesión? Espero que te encuentres bien pero tu y yo tenemos una cita el día de hoy y es mi deber como profesional el cumplir mis deberes. Te espero en esta cafetería, te invito un chocolate caliente. No faltes por favor, necesito verte."
Leí el remitente miles de veces al igual que el texto. YoungHo me estaba pidiendo ir en su encuentro. Y de forma contradictoria estaba usando la sesión como escusa o eso pude entender. Brinqué de la cama y estaba emocionado y horrorizado a la vez. No necesitaba verme el rostro para saber que me veía peor de lo normal, mi pronunciadas ojeras más el rojo provocado por el llanto hacían un combo lamentable. Aún así, me vestí y seguí las indicaciones de la dirección que había adjuntado en el mensaje.
Cualquier persona te invitaría a tomar un café, pero él me pidió por una taza de chocolate caliente.
Maldita sea. Sí, él me encanta demasiado.
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Salvación. //NCT~ JohnTen
Fiksi PenggemarAbuso en la escuela, rechazo de mis padres, mi anorexia, conocer a YoungHo y nuestro aniversario.