Còig

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Sentí como Raven salió de la cafetería corriendo y se puso a mi lado.

- E-eso ha sido impresionante.- Seguí caminando por los pasillos tratando de averiguar como podía encontrar el pasillo residencial.-Y-yo me estaba p-preguntando si quizás podrías...

- Quiero que me hagas un favor.- Me paré delante de ella y me erguí en toda mi altura que era algo más de la media entre las mujeres sobrenaturales y aún así menor a la mayoría de hombres.- Se que hoy se celebra el Solsticio y es obligatorio asistir, quiero que me cubras.

Se lo había oido susurrar a un par de chicas mientras estaba en la cafetería antes de aquel espectáculo.

- ¿Q-qué?.- Raven me miró fijamente mientras se aclaraba la garganta y cuadraba los hombros.- No. No pienso meterme en problemas por una desconocida, aún que sea la reina valquiria.

La verdad es que no podría haber pedido a una compañera de habitación mejor.

Ser una valquiria entre los sobrenaturales conllevaba -muy a mi pesar- ser temida; por lo que no mucha gente estaría dispuesta a decir que no a alguna, mucho menos después de mi despliegue de poder.

- Necesito que me cubras durante la noche, nadie se dará cuenta de que no estoy.- La seguí mientras nos conducía por unos pasillos hasta la entrada de nuestra puerta.- Si me ayudas te dejaré jugar con mis juguetes.

- ¿Qué juguetes? Es alguna metáfora sexual o algo por el estilo porque en ese caso paso.- Me acerqué hacia la que sería mi cama, junto con un par de cajas metálicas en las que supuse que se encontraban mis enseres personales.- Quiero decir, eres atractiva pero me van más las rubias.

Abrí una de las cajas metálicas que tenían grabados distintas runas antiguas y le dejé ver lo que había ahi.

- ¿Que...?.- Raven se quedó anonadada y el brillo de las armas se reflejo en sus ojos.- Jesucristo, no había visto tanto metal desde... bueno... nunca. ¿Porqué brillan t..

- No las mires fijamente.- Dije mientras cerraba la tapa y el ruido sacaba del trance a Raven.- Están encantadas para la lucha, las usamos para cuando vamos a la guerra ya que el metal Asd no se rompe con facilidad. Distraen al enemigo con el resplandor, el tiempo suficiente para acabar con ellos.

- Eso es como lo de la maldición de las Valquirias ¿no?.- Raven se quitó el top y se puso una camiseta aún más apretada que rezaba 'No soy solo una cara bonita' además de una falda que apenas le cubría.- Mi madre me contó que hace mucho tiempo que heredasteis la codicia de Freyja y por eso os distraéis con las cosas bonitas y brillantes. 

- ¿Por eso te llaman Raven la oscura?¿Porque tu madre es la bruja de los clanes oscuros?.- Dije mientras sacaba mi ropa ceremonial de una de las cajas.

Sentí como la energía del lugar crepitaba y ella se tensaba.

- ¿Cómo sabes que...

- Sólo hemos hecho tratos con las brujas de los clanes oscuros y son de las pocas que saben sobre ello.- Dije mientras sacaba un par de dagas brillantes de sus fundas.- Sin embargo también eres cambiante, lo huelo.

- Mi padre es un cambiante pantera, por eso el pelo negro y los ojos dorados.

- Bien, entonces me cubrirás esta noche mientras hago mi ritual y te dejaré usar mis armas siempre y cuando las limpies después de usarlas.- Cogí una de las bolsas de deporte en el suelo y saqué todo el contenido.

- No. Ni siquiera tus brillantes armas me convencerán.- Dijo mientras me miraba.- De nada por la bolsa por cierto. Además ¿Qué clase de ritual tienes que hacer que no puede esperar?

La ignoré mientras seguía metiendo los materiales.

Desde luego no tenían nada que ver con los materiales que sagrados que había usado con anterioridad pero me sacarían del paso por el momento.

Quizás debería sacar algo de...

Miré a Raven con atención. 

Es lo mejor que tenía.

- ¿Qué? ¿Por que me miras así?

Me acerqué a ella y rápida como una bala humana le hice un pequeño corte aunque profundo y metí su sangre en un vial.

- ¡Ay! ¡Oye! ¿A que viene eso?.- Dijo mientras veía su herida cicatrizarse para luego desaparecer... ventajas de la inmortalidad.

- Necesito sangre de pura para mi ritual pero a falta de eso tendrá que servir la sangre virgen.- Vi como Raven se volvió de un color rojo profundo.- Ni lo intentes, te lo he dicho, lo huelo.

- Bueno quiero saber en que consiste ese ritual, si te voy a tener que cubrir.- Le lancé una de las dagas que me sobraron.- ¿Para qué..?

- El ghealach es un ritual de purificación en la que rogamos los dioses otro año de buenas cosechas, salud para nuestros allegados o victorias en las guerras.Sobretodo no te acerques cuando el ritual empiece, es peligroso.- Dije mientras levantaba me quitaba las ropas de cuero y cambiarme.- La daga es un regalo, encontraras que es fácil para manejar.

- Deberías dejar de cortarme, es molesto.- Sentí su mirada clavada en mi espalda.- Pero gracias por la daga ¿Cómo sabré cuando empieza el ritual?  ¿Y por qué tienes la es...?

- Creéme lo sabrás y las cicatrices son el precio a pagar por mi posición.- Me puse mi coraza con el símbolo de un arco y pulida hasta brillar tanto como la espada a juego.- Gané el puesto de líder antes de alcanzar la inmortalidad.

- ¿Participaste en las Tríadas sabiendo que podrías morir? ¿Por qué?

Terminé de ponerme mi armadura y la miré fijamente sostener la daga con fuerza.

Entendía su asombro, nadie -ni siquiera una valquiria- participaba en un juego tan peligroso sabiendo que cualquier mínimo golpe podría ser el último.

Las cicatrices cubriendo mi cuerpo y los tatuajes de líder atestiguaban mi locura. No había muchos inmortales con cicatrices gracias a la rápida curación; sólo las tenían si habían sufrido alguna herida importante antes de alcanzar la inmortalidad o si la herida había sido bastante mala.

- Haces muchas preguntas.- Me acerqué a ella y le corregí el agarre de la daga mientras guiaba un par de movimiento de defensa con ella.- Déjame darte un consejo...No hagas preguntas de las que no quieras saber su respuesta.

Solté su mano y salí de la habitación camino hasta el bosque que rodeaba la universidad.

El día estaba soleado; por el momento.

Esta noche auguraba tormenta eléctrica.

Caminé hasta la parte delantera del edificio y salí por las puertas para ver a un montón de gente congregada ayudando a decorar.

Pude ver un escenario enorme de madera con un montón de tronos de distintos tipos, aunque el patrón se repetía: Un trono grande y otro más pequeño a su lado llenaban el fondo del escenario.

Delante de los tronos había unas sillas de un tamaño relativamente intermedio que tenían un cuenco sobre ellos y delante de todos ellos había un altar de piedra con símbolos grabados que me recordaban vagamente a los que solían usar los antiguos celtas para los sacrificios.

Cuando lo vi no pude evitar estremecerme, era como si el altar me llamara.

Los cuatro pares de tronos seguramente serían para los reyes cambiantes y los que había delante para sus descendientes, aun que todo era una suposición ya que jamás había visto un rito de apareamiento, sólo sabía lo poco que había leído en libros y me habían dicho.

Vi como ponían gradas alrededor del escenario como si aquello fuera un espectáculo morboso.

Rodé los ojos y caminé entre los estudiantes atareados en la puesta apunto del ritual y me encaminé hacía los árboles siguiendo mi instinto.

Finalmente casi a la salida del territorio de la universidad encontré lo que estaba buscando.

Una cascada con una vista directa al cielo. 

Bueno, manos a la obra.

The Last Valkyrie.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora