Seachd

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El rugido venía desde lo que parecían las instalaciones de la universidad por lo que me apresuré a realizar el ritual.

Una vez dentro de la protección de los cristales nadie podía sacarme de ahí hasta que realizara el ritual con éxito.

Me quité la ropa ceremonial y me fui sumergiendo en el agua helada de la cascada con mi daga en la mano.

Me fui deshaciendo poco a poco de las runas que tenía por mi cuerpo para impedir mi brillo.

Cada vez era más doloroso anularlas, durante los años habían sido parte de mi, como una pared en mi mente que siempre había estado ahí.

Para la mayoría de las Valquirias era una profanación ocultar el brillo, sin embargo para mi era esencial.

Yo brillaba como una maldita linterna en plena oscuridad.

Nunca había querido ser líder y tampoco había querido ser la elegida, yo era de las personas que estaban contentas con estar en un segundo plano, sin embargo eso jamás había estado en mi destino.

Convertida en reina, elegida y quien sabe que más me esperaba...

No podía evitar sentirme incómoda con mi propia piel, aunque no era algo que dejara ver al resto del mundo.

Hacia más de tres años que no quitaba las runas de mi cuerpo, por lo que cuando finalmente lo conseguí fue como haberme sometido a un hierro caliente marcándome la piel o com si mis huesos se rompieran y se juntaran de nuevo.

Finalmente relucía como una linterna en medio de un bosque oscuro...

Entonces cuando la luna estuvo debajo de mi reflejo en el agua, empecé a realizar el cántico que mis antecesoras me habían enseñado.

El bosque guardaba silencio ante la magia que había en el ambiente.

Los cristales brillaron y las runas del suelo se movían como si tuvieran vida propia; temblando, y formando dibujos en la maleza.

Vi como mi pelo ahora blanco se arremolinaba en el agua -que cada vez se hacía más clara- mientras la tierra temblaba.

Sentí a las criaturas del bosque observar en un inquietante silencio.

Entonces me puse la daga en la mano y me hice una pequeña incisión en la palma dejando la sangre salir y mezclase con mis runas volviéndolas de color rojo, como fuego incandescente.

Seguía recitando las palabras sagradas.

Los rayos se oían en el cielo en una tormenta eléctrica que hacía retumbar el cielo.

El agua a mi alrededor empezó a arremolinarse subiendo hacía el cielo como un tornado... y envolviéndome como una manta.

Las runas en mi cuerpo empezaron a picar en una comezón interminable, pero no podía rascarme como quisiera porque tenía los brazos levantados hacía la luna.

Eso jamás me había pasado hasta la fecha.

Y cuando un rayo resonó en el cielo partiéndolo en dos, baje los brazos y me sumergí en el agua aguantando la respiración.

El ritual se realizaba por medio del agua porque esta magnificaba la señal que emitíamos las valquirias en nuestras suplicas hacía los dioses.

Entonces cuando me dispuse a pensar en las típicas suplicas que se hacían todos los años -Como una buena cosecha, la victoria en la guerra...- a los dioses, un fogonazo en mi memoria me sorprendió.

Estaba al lado de un árbol quemado por lo que parecía ser un rayo, había un campo a los pies del gran árbol... pero el césped estaba oscuro, cubierto de sangre.

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⏰ Última actualización: Jan 28, 2018 ⏰

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