Los Regalos.

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Despierto a las nueve y diez, él sigue totalmente dormido. Salgo de la cama lo más despacito que puedo. El suelo está frío pero no me voy a poner los zapatos puesto que hacen mucho ruido. Cojo la Magdalena que deje anoche y me la voy comiendo por el camino. Cojo la nube y saco un puñado de piedras. Rodeo con las piedras el trozo de tarta y la magdalena que le deje en la mesita de noche. Dejo también una nube para que el valla recogiendo las piedras. Luego voy haciendo un camino en el suelo con las piedras hasta llegar al lago. Me quito la ropa menos la ropa interior y me meto en el agua. Se que esto no compensa lo que le hice pero al menos ayuda.

CÓRAL.
Abro los ojos de espaldas a la claridad de la ventana. Me acurruco un poco en el edredón y voy recordando. Lo último que recuerdo es que Drac salió de la habitación para ir a por el pastel y creo que me quedé dormido. Me incorporo en la cama y miro el reloj, sólo son las nueve y media. Me tumbo otra vez y miro hacia la ventana. Cuando miro a la mesita de noche hay piedras azules rodeando un trozo de tarta y una Magdalena. Me levanto y sonrío. ¿Qué es esto? Es muy bonito. Me siento un poco contento al pensar que esto lo ha podido hacer Drac. Confirmo está teoría cuando veo la nube a los pies de la cama. Cojo el trozo de tarta y le doy un mordisco. Está buenísima, no se si puedo coger la nube pero intento tocarla a ver si lo consigo. La nube se mueve en cuanto la toco. La coloco justo a mi lado y meto las piedras dentro. Supongo que quiere eso. Me como el trozo de tarta antes de salir de la habitación. A medida que avanzo por el pasillo hay más piedras. No se me quita está sonrisa tonta. Salgo del castillo y veo que las piedras acaban en el lago. Entonces me entra una mezcla de alegría y nerviosismo. Drac está en el agua nadando de un lado hacia otro y buceando de vez en cuando. Termino de recoger las piedras y tocó el agua del filo del lago. Está como siempre, calentita. Me aseguro de que Drac no me ve metiéndome tras un árbol y me quito la ropa. Me transformo en cuanto toco el agua y pienso en algo genial para decirle.
Después de casi tres minutos pensando no encuentro absolutamente nada. Me decido a sólo decir "Hola". Trago saliva y me meto bajo agua. Nado hasta que llego a su altura y me abrazo a su pecho, levantandolo un poco del agua.

-¡Hey!-dice notablemente sobresaltado.

Lo suelto y se agarra a mis hombros para mantenerse a flote.

-¿Qué ha sido todo lo de las piedras?

-Pensé que te gustarían.

-¿Son una especie de regalo?

-Algo así.

Sonrío y apoyo mi cabeza en su hombro, él me hecha el flequillo hacia atrás.

-¿De donde has sacado esas piedras? Son realmente bonitas.

-Hay otro lago al fondo, es algo profundo pero las piedras son muy bonitas.

-¿Y has ido allí sólo para coger las piedras? ¿Por que?

- Eso es un secreto.

Aparta mis manos y se mete bajo el agua. Bajo con él y le agarro la muñeca. Le doy una vuelta sobre si mismo y me quedo de frente a él. Intenta abrir los ojos un poco pero se ve que le cuesta. Le tapo los ojos con la mano y él agarra mi brazo. No entiendo a que viene este regalo pero ha sido muy bonito. Aunque ahora me molesta, quiero hacerle un regalo mejor. Empieza a nadar hacia arriba y para ayudarle a ir más rápido le impulso. Cuando salimos espero a que se recupere. Cuando su respiración vuelve a ser normal cojo sus brazos para que rodeen mi cuello y apoyo su pecho en mi espalda. Nado por el lago con la cara en el agua. Él se acomoda en mi cuello y espero que haya cerrado los ojos. Ahora no está esa corriente de electricidad pero si una sensación inexplicable de felicidad. Cuando llevo un rato nadando saco la cabeza del agua.

-¿Drac?

-Mhm...

-¿Por qué el lago parece una piscina por una parte?

Oro blanco.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora