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—¿U-upir?...
Abrió su boca tratando de que salieran palabras en ella pero sólo su labio temblaba como gelatina por la pregunta del castaño. Llevo su mano a uno de sus mechones de cabello para acomodarlo detrás de su oreja a un indignada. Normalmente a Rose le gustaba tomar control de las situaciones incómodas, y más a un si ellas las empezaba y las terminaba como originalmente debe de ser en ella, pero esta vez fue diferente. Respiro profundamente por la nariz y trataba de tranquilizarse mentalmente repitiéndose en susurros una y otra vez que se relaje.
Rose agachó su cabeza mirando al suelo, obvserbando una pequeña roca la cual pateo mientras volvía a mirar a Peter con una leve sonrisa.
—Puedes seguir conservando esa duda—. Añadió con malicia.
Rose le guiño un ojo mientras se giraba tomando su bote de basura. Una brisa de viento intervino, haciendo parecer una concidencia para Peter. Algunos mechones de cabello de la castaña se interpusieron en su rostro, moviéndose como una ola de mar, llevo su mano quitando algunos que les estorbaba. Volvió a girarse para obvservar a el castaño que ya estaba caminando de regreso a su hogar con su bote de basura vacío. Al instante la ojiazul a estando pocos centímetros de el contenedor, abrio su cremallera y tiro el vestido un poco aliviada. Se quedo obvservando a el castaño seguir avanzando de camino a su casa, hasta que Rose lo llamó.
—¡Pet!—. Le gritó antes que se alejara a un más.
El castaño tardó en captar que lo estaban llamando hasta que el eco le ayudo a escuchar. Se giró para poder obvservarla. Rose llevo su dedo índice en medio de su boca haciendo la típica señal en la bibliotecas cuando hablas en voz alta.
—Shh...
Peter captó lo que trató de decir Rose con esa seña, al instante se le escapó una sonrisa mostrando sus blancos dientes. Y si... en efecto, Peter tenía razón, la administradora de Delta Unión, la chica que pensó que era una recogedora de basura, era una completa upir.
...
Se levantó un tanto exaltado buscando en su mueble un vaso de agua que había tomado anoche dejándolo a medias. Lo encontró, bebió de el con una mano hacia su pecho sintiendo los latidos resonar como bosina. Ese sueño tan curioso de una serpiente mordiendo su propia cola, fue un tanto extraño, sin embargo, para el fue una pesadilla.
—¡Peter! ¡Una chica vino a buscarte!—. Grito su madre desde su habitación.
Se sentó a la orilla de su cama tallandose los ojos y maldiciendo por la luz del sol que salía por la ventana, causándole dolor de cabeza. Miro su reloj y tan sólo faltaba 1 hora para que comiencen las clases, así que no tardo en bañarse y en vestirse.
—¿Tiene un cigarrillo Srta. Rumancek?—. Escucho desde la sala Peter. Esa voz un tanto ronca se le hacia familiar.
El castaño de colocó su mochila en su hombro mientras se acercaba lentamente a la sala. Encontrándose a Rose agradeciendole a su madre por el cigarrillo que le había dado.
