Capítulo 23

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Es lunes por la mañana y no recuerdo haber odiado tanto este día desde que estaba en la escuela, a excepción de que en ese entonces tenía motivos para ir porque sabía que...
Niego con la cabeza y continuo ordenando las cosas del mostrador. Todo ha sido tan raro esta mañana y tan monótono que me pregunto desde cuándo inició esta rutina y desde cuándo comencé a odiarla.
El resto del día de ayer no tuve la fuerza suficiente para hacer otra cosa más que recostarme en la cama y cerrar los ojos. Ni siquiera había conseguido seguir llorando. Solo estaba ahí, pensando en qué demonios me pretendía con todo esto y lo que haría después. ¿Iba a dejar que la tristeza me consumiera y no hacer nada? ¿O iba a obligarme a levantarme de ahí al día siguiente para ir al trabajo y continuar con lo demás?
La respuesta es clara, pero igual no significa que no haya sido difícil o no haya hecho más de un esfuerzo para estar aquí ahora de pie.
Al menos había conseguido dormir anoche, aunque no sabía si debía a que estaba cansada por lo del sábado o porque no quería pensar en absolutamente nada y esa era la única salida.
Aún recuerdo lo que había hecho hace tres años en ese día, comencé a hacer una lista de películas, series y libros para mis tiempos libres, había tardado más de dos horas en internet buscando reseñas y títulos, así como páginas de internet para ver las series y películas o lugares donde las rentaran.
Después había bajado a comer y ni siquiera Carter se atrevió a molestarme mientras estaba ahí. Luego había pasado tiempo con Vanessa hasta que la noche calló y... Había estado mensajeando hasta que creí tener sueño y entonces conocí a mi peor enemigo: El insomnio.
Días más tarde cuando fue tiempo de regresar a la escuela, la barrera casi increbantable que con mucho esfuerzo había logrado construir para mantenerme fuera de mi burbuja de tristeza y soledad, desapareció ese día cuando caminé sola hasta la escuela sin ninguna compañía rubia de por medio, las manos me temblaron a medida que avanzaba hasta mi casillero y no escuchaba ninguna voz quejándose por algo que sus hermanos habían hecho, entonces decidí engañar a mente y pensar que solo se había retrasado. Y sin darme cuenta, miré la entrada de la escuela fijamente hasta que el timbre sonó y me di cuenta que no vendría. Entonces recorrí el pasillo con la mirada baja hasta el aula de clases. Tomé asiento en el mismo lugar de siempre y me dediqué a apreciar el lugar vacío a mi lado. Pero entonces Ashley y Alex llegaron convirtiéndose en mis únicos amigos y compañía durante los dos años restantes de escuela. Pero eso no evitó la depresión que llegué a tener y la preocupación extrema que provoqué en Vanessa y mi padre.
Había temporadas donde conseguía mantenerme estable y no miraba por todas partes esperando a que él llegara, pero otras... No era así y me deprimía de nuevo, lo suficiente para quedarme en el parque bajo cierto árbol leyendo un libro hasta que anochecía o Vanessa y mis padres comenzaban a buscarme.
Me costó bastante acostumbrarme y hacerme a la idea de que estaba sola. Que mi compañero de aventuras y un sin fin de cosas más se había ido. Ni siquiera había asistido al baile de fin de curso.
Y tiempo después... Todo se convirtió en una rutina que ahora se repite.
Los primeros meses trataba de convencerme de que estaba en Colorado visitando a sus abuelos, pero ahora ni siquiera puedo pensar así. Esa mentira dejó de funcionar muy pronto y llegó a afectarme más de lo que pensaba. Pero supongo que todo aquello solo era una consecuencia y por consiguiente... Culpa mía, por técnicamente llegar a depender tanto de una persona y acostumbrarme demasiado a su compañía. Por ser tan antisocial y desconfiada como para solamente tenerlo a él. Odiaba tener que aceptarlo pero la realidad era así.
Mía se acerca a mi sonriente y alejo los demás pensamientos de mí esperando que ella no note lo casi vacía que me siento por dentro.
—Laura, no creerás lo que pasó este fin de semana.
—¿Qué?—muestro curiosidad ante el asunto y espero a que Mía comience con su historia.
—Un chico me invitó a salir el miércoles por la tarde.—anuncia triunfante.
—¿Y es guapo?
—Algo así.
Mía comienza a relatarme una historia de cómo conoció a aquél chico y yo me sorprendo al notarla más sociable de lo normal cuando usualmente es muy tímida y en ocasiones reservada. Así que decido prestarle toda la atención posible cuando ninguna de las dos está atendiendo a alguien. Pero lo cierto es que a penas y la escucho. No tengo ningún interés por los chicos más que uno en especial y me odio por eso, pero igual no dejo que Mía lo note y le doy mi punto de vista como si realmente estuviera interesada en el tema. Aunque para ser honesta, este tipo de conversaciones jamás han sido lo mio. Lo cierto es que Mía es ahora, lo más parecido que tengo a una amiga y tampoco es que pueda darme el lujo de hacer que me odie y quedar más sola de lo que ya estoy.
Para mi suerte, todo ese rollo de los chicos no dura más tiempo y entonces me permito continuar con lo mío.

Easy Love~[Raura] 2°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora