Capítulo 29

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Termino de doblar una de mis camisetas y la acomodo antes de cerrar el cajón con cuidado. Es entonces cuando miro en dirección a Ross, está sentado en el suelo con una caja frente a él que dice "Frágil" y "Precaución" por todas partes. Está muy concentrado leyendo la sinopsis de uno de los libros que sostiene en ambas manos, más específicamente el que se encuentra en su mano derecha. Su cabello está despeinado y aquella camiseta le sienta demasiado bien. Luce tan concentrado que me causa ternura.
Finjo seguir con lo mío para acercarme a la cama cuidadosamente y sacarle una foto sin que se dé cuenta, una vez que la tomo disimulo lo más que puedo y me acerco a él.
—¿Qué haces?—pregunto cuando me agacho a su altura.
Ross se gira a mirarme y hay una sonrisa pícara en sus labios. Oh no...
—Laura, no sabía que eras fan de esta clase de libros.—sintiéndome nerviosa giro lentamente mi cabeza en dirección a los libros que tiene entre ambas manos. No es necesario que lea los títulos para saber cuáles son, reconocería ese color azul en cualquier lado al mismo tiempo que aquella portada que parece sacada de una novela de erotismo... Santa mierda. Trago saliva y en un rápido movimiento tomo ambos libros y corro hasta esconderlos en una caja y meterla debajo de la cama.
Malditos sean los libros por tener esos nombres tan comprometedores como "Un Amante de Ensueño" y "Placeres de la noche", especialmente este último puesto que la portada no es nada inocente. Ross se reincorpora y se acerca a mí riendo.
—Vamos preciosa, solo déjame leer una parte.
—¡No!—protesto. Y no porque tenga algo que esconder, sino porque tal vez haya escenas subidas de tono en ambos libros, no demasiadas, pero las hay.
—¿Qué tiene de malo? Solo una página anda.—pide de nuevo y yo me niego rotundamente. Joder, ¿cómo es que pude esconder ambos libros de mamá y Carter pero no de Ross?
Está lo suficientemente cerca pero aún así no logra convencerme, tal vez ponerme nerviosa, pero no convencerme.
Maldita sea la hora donde accedí que me ayudara a desempacar después del almuerzo.
Él hace el intento de agacharse y yo lo empujo haciendo que se tropiece y caiga en el suelo. Me acerco lo suficiente hasta que apoyo mis brazos a cada lado de sus rostros y lo miro seriamente.
—No. Toques. Esos. Libros. Nunca.—amenazo señalándolo. Ross solo me mira atento y casi con miedo. Traga saliva y asiente frenéticamente.
Bien, tal vez he exagerado pero eso lo mantendrá alejado. Me separo para reincorporarme, cuando lo hago le tiendo una mano para ayudarlo a levantarse también. Hace un par de muecas y me arrepiento de haber reaccionado de manera tan salvaje, pero simplemente no podía permitir que él leyera esos libros.
—Voy a tomar eso como una muestra de afecto demasiado extraña.—comenta.
—Lo siento.—digo tan rápido que apenas y se entiende.
—Descuida. ¿Quieres salir hoy o tienes algún otro plan para esta noche?—me sorprendo tras el cambio de tema, aún así no protesto puesto que no quiero que retomemos lo de los libros y la conversión se torne incómoda, no protesto en absoluto.
—Estoy libre. ¿Tienes algo en mente?
—Depende. ¿Quieres ir conmigo a un concierto de Maroon 5?
—¿En lunes?
—Sí. ¿Por qué no? Tengo entradas.
Analizo su propuesta y entonces accedo.
—Suena bien. Claro.
No era mi banda favorita exactamente pero me gustaban la mayoría de sus canciones, además de que su nuevo álbum era de mi agrado y siendo honestos ¿quién no querría ver a Adam Levine en vivo?
Ross está por decirme algo más pero entonces Riker aparece en el marco de la puerta y sonríe al vernos.
—Ross, tenemos que irnos. ¿Te esperamos abajo?
—Eh sí. Dame un minuto, en seguida los alcanzo.
Riker y yo nos despedimos y entonces volvemos a estar solos.
—Ok, entonces regresaré más tarde, no estoy seguro pero ¿Crees que puedas estar lista a las seis y media?—su atención regresa a mí y trato de no embobarme con su rostro.
—Claro. ¿A qué hora es el concierto?—pregunto.
—A las nueve, pero es más de una hora de trayecto y tenemos que llegar antes si queremos alcanzar un buen lugar.—asiento y ambos nos acercamos a la puerta. No quiero que se vaya, mi interior pide a gritos estar con él un poco más pero sé que debe ir al estudio. Es el segundo álbum de R5 y sin duda no quiero arruinarlo.
Sostengo la puerta entre mis manos y Ross está por salir de la habitación, pero no lo hace porque ambos nos miramos a los ojos en ese momento. Las ganas de besarlo se hacen presentes, esta vez no me resisto y lo hago, dejo un suave pero corto beso en sus labios y me separo con una sonrisa.
—No llegues tarde.—digo bromeando.
—No lo haré. Nos vemos.—se despide él también. Se inclina para besar mi frente y entonces se va.
Cuando los chicos se han ido, la casa se sume en un increíble silencio. Me encojo de hombros y voy hasta la cama, Stormie aparece de pronto, sonríe y me pregunta si puede pasar, yo accedo sin dudarlo.
—¿Dormiste bien anoche?
—Sí, estaba muy cansada.—respondo.
—Me alegra saber eso. ¿Terminaste de desempacar?—miro alrededor de la habitación.
—No del todo, aunque solo son pocas cosas. Ross fue de mucha ayuda.
—Así que, ¿estás cómoda aquí o necesitas alguna cosa?—niego de inmediato. El hecho de volver a estar con ellos, ya lo es todo para mí, aunque sería mejor si Vanessa estuviera aquí.
—Estoy perfectamente bien. Gracias por la hospitalidad.
—No es nada.
Stormie se acerca y sienta a mi lado en la cama y sé por su expresión que está feliz por el hecho de que yo esté aquí.
—Creo que aún no te lo he preguntado, no estoy segura de si Ross lo ha hecho pero... ¿Qué fue lo que te hizo cambiar de opinión?—pregunta y la conversación se torna interesante.
—¿Sobre qué?
—Sobre venir aquí. ¿Qué fue lo que realmente te convenció de hacerlo?—mi mente se remonta a mis días en Nebraska, aquellos donde trataba de decidir lo que quería y sobre el momento en específico donde me di cuenta de que mi lugar estaba aquí.
—Bueno, digamos que las pastillas para dormir no estaban funcionando del todo.—intento bromear y sé mi comentario le ha hecho gracia puesto que Stormie ríe un poco, yo sonrío al verla. Tiene la risa más ruidosa que he escuchado, no es lo absoluto discreta pero sin duda no deja de parecerme tierna. Ahora sé de donde Ross lo heredó.
—¿Lo dices en serio?—cuestiona y yo niego.—No sabía que tomabas pastillas para dormir al igual que Ross.
Por un segundo me confundo pero luego llega a mi mente un recuerdo algo vago sobre él diciéndome algo parecido en una de nuestras tantas conversaciones cuando estábamos en Nebraska. Supongo que lo pienso demasiado puesto que el semblante de Stormie cambia.
—¿No te lo dijo?
—Eso creo. No me acuerdo.
—Bien, pues es cierto. Ross tomaba pastillas para dormir, las dejó por un tiempo pero las retomó en estos días. Si te soy sincera, creo que ninguno de los dos la pasó bien.—la honestidad se refleja en sus ojos y yo estoy de acuerdo con ella.—Algunas veces lo oí bajar a la cocina. Las primeras veces pensé que era sonámbulo.—admite.—Una vez lo encontré durmiendo en la cocina, tenía la cabeza y los brazos apoyados sobre la mesa. Se lastimó el cuello después de eso.—hago una mueca sintiéndome mal por él.—Aunque lo más extraño fue cuando lo encontramos durmiendo afuera frente a la alberca, debiste haberlo visto, llegó a murmurar tu nombre un par de veces entre sueños y abrazaba su guitarra como si de algo especial se tratara.—río porque esa es mi manera de reaccionar. El imaginarme a Ross así, tan tierno, pero a la vez sufriendo... Es una sensación tan agridulce que me hace arrepentirme de muchas cosas, de todas las que no le dije durante esos días. No debí dejarlo ir, no sin mí.
Trato de que aquel malestar no se note frente a Stormie, lo último que quiero es que piense que me ha hecho sentir mal. Así que simplemente decido que hablaré con él más tarde y que sin duda, voy a recompensarme aquello, porque se lo merece y porque lo quiero más que nada.
—Debí estar ahí sin duda, habría tomado bastantes fotos.—digo.
—Rocky tomó una, mencionó algo de un álbum, le diré que te la muestre cuando vuelva.
¿Otro álbum? Pienso, entonces recuerdo el que me dio hace tres años antes de que vinieran a Los Ángeles y también me decido a agradecerle, ha sido uno de los mejores regalos que me han dado.
—Gracias.
—No es nada, pero hablando en serio, dime ¿Qué te hizo cambiar de opinión?—pregunta de nuevo. Percibo su curiosidad y me preparo para decir lo siguiente porque sin duda ella tampoco va a creerlo.
—Mi madre.—respondo. Sus ojos se abren ampliamente en sorpresa. Sí... Ella no se esperaba oír eso. Cualquiera pensaría que la respuesta sería algo como "Extrañaba a Ross" o "Vanessa y mi padre me convencieron" pero tal vez nunca pensarían que mi madre fue la responsable, no después de tantos años.
—¿Qué?—es lo único que Stormie logra decir, lo ha hecho como si quisiera asegurarse de que no entendió mal o algo parecido. Pero no, es cierto.
—Mi mamá me convenció de que viniera. Habló conmigo.—explico y ella parece estar más sorprendida aún, se acomoda mejor en la cama y me mira.
—Vaya... Jamás creí que Ellen haría algo así, especialmente porque sé que no tenían buena relación.—asiento.—Por cierto, sé que nunca te lo dije Laura, pero... Si alguna vez necesitaste ayuda, yo siempre estuve ahí para ti, lo siento si no lo sabías, sé que debí decírtelo pero...—niego de inmediato y creo que quiero llorar porque mis ojos se humedecen. Es increíble que esté diciéndome algo así. ¿Por qué esta mujer tenía que ser tan buena y amorosa con todos? No la merecía.
—No Stormie, no digas eso. Yo siempre, siempre lo supe, quizás no me lo dijiste tal cual, tienes razón pero las acciones son las que cuentan. Ustedes siempre hicieron mucho por mí, lo digo en serio, siempre he agradecido por tenerte en mí vida a ti, a Ross y a los demás. El hecho de que siempre me recibieran tan bien, ha sido más que suficiente para mí. Todo su cariño y comprensión, ha sido lo mejor que pudieron darme.—ella toma mi mano y me mira conmovida.—Stormie eres una excelente madre y esposa. Jamás dudes de eso porque yo siempre te consideré mi segunda madre. Siempre estuviste ahí esperándonos a Ross y a mí después de la escuela con galletas recién hechas, siempre preguntabas por cómo estaba y por cómo había sido mi día. Me has apoyado mucho, tanto que no tengo palabras suficientes para agradecerte. 
—Cariño... El hecho de que estés aquí es más que suficiente para todos nosotros.—sonríe y sé que sus palabras son sinceras.—Mark y yo siempre te hemos considerado como nuestra segunda hija, pero no se lo digas a Rydel.—bromea.—De cualquier forma, siempre serás parte de la familia.
—Gracias de nuevo. Pero regresando al tema. Mi madre fue la responsable de todo.—digo y entonces le cuento a Stormie sobre aquel día.
Estaba en mi habitación como cualquier otro día, había sido aceptada en la Universidad y no podía creerlo. No me había detenido a pensar en que lo lograría ni tampoco en que no lo haría, simplemente quería ver cómo resultaban las cosas, me había convencido a mi misma de que no importaba el resultado, lo aceptaría y seguiría adelante pero ahora… Ahora no estaba del todo segura, me sentía feliz, es cierto, pero algo dentro de mí no se sentía como si fuera lo correcto y lo odiaba.
Miré el sobre entre mis manos una vez más tratando de descifrar cómo me sentía exactamente, pero era en vano.
La puerta se abrió lentamente de pronto y mamá se asomó por esta.
—¿Interrumpo algo?—negué con la cabeza.—¿Podemos hablar?
—Claro.—accedí extrañada. Mamá se acercó hasta mi cama y se sentó casi frente a mí.
—¿Cómo te sientes?
—¿Sobre qué?—inquirí dejando el sobre a un lado.
—Fuiste aceptada. ¿Cómo te sientes?—me quedé callada y miré hacia abajo, una de mis piernas estaba sobre la otra y mis rodillas cubrían mis pies. No sabía qué decir, era justo lo que pensaba antes de que ella llegara. Me removí incómoda procesando mi respuesta y por primera vez, fui honesta con mamá.
—No lo sé. No sé cómo me siento. Una parte de mí está feliz pero otra... Dice que no es lo correcto.—admití.
Ella me miró comprensiva, como si entendiera por lo que pasaba.
—Creo saber por qué.—dijo, así que la miré.—Tú lugar no es aquí y lo sabes.
—¿A qué te refieres?
—Oh, sabes a que me refiero. Tú no deberías estar aquí, tú debes estar con Ross y lo sabes.
¿Qué? De todas las cosas que creí que mamá diría, esa era la única que pensé que no escucharía.
Flexioné mis piernas y las abrasé contra mi pecho, recargué mi cabeza sobre mis rodillas sintiéndome angustiada.
—No lo sé. Tengo miedo.—admití y de pronto me sentí indefensa.
—¿Miedo de qué?
—De que todo salga mal. No quiero arruinar la vida de Ross. No quiero distraerlo con mis problemas.—de pronto sentí la mano de mamá acariciando mi cabello en un intento de consuelo. No lo hacía desde que yo era niña.
—Cariño tú nunca le arruinarías la vida a nadie.
—¿Qué hay de ti?—pregunté de la nada y me arrepentí de inmediato.
Creo que hablé de más, alcé la cabeza para mirar su reacción. Había dolor en su rostro.
—Laura tú no arruinaste mi vida. Lo siento si alguna vez pensaste que lo hiciste o te hice pensar así.—regresé a mi anterior posición.
—Lo siento.
—Descuida.
—Pero, ¿qué pasa si no logro nada? ¿Y si me voy con Ross y lo hago desperdiciar su tiempo? ¿Y si no consigo un trabajo ni entrar a ninguna escuela? ¿Y si fracaso?
—Laura, ¿te estás escuchando? No seas negativa. Existe todo un mundo de posibilidades, lo que pase es lo de menos. O acaso ¿vas a desperdiciar otro verano de tu vida lejos de él por tus inseguridades?—la miré de nuevo.
—El miedo es el peor amigo. Arriésgate, no te tortures más, mucho menos a Ross. Lo extrañas, quieres estar con él, vamos. Admítelo de una vez. No tengas miedo. El fracaso es esencial para el triunfo. Tienes que fallar y luego seguir intentando, ese es el punto de todo. ¿No te has puesto a pensar en que tal vez la oportunidad de tu vida no está aquí? ¿Acaso piensas ser infeliz por siempre? No permitas que el miedo te venza y te impida el llegar a cumplir tus sueños. No dejes que el mañana te aterre y altere tu futuro. Arriésgate, ve con él y sé feliz, porque mientras estés con Ross, tú estarás bien, de eso estoy segura.
Estaba anonadada, sin palabras, en shock. Mi cerebro no procesaba nada. ¿Esto estaba pasando?
—¿Por qué me dices todo esto?—mamá suspiró.
—Tal vez nunca fui una buena madre Laura. Pero siempre quise verte feliz.
Y ahí entendí todo.

Easy Love~[Raura] 2°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora