✧°˖dos˖°✧

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El curso había comenzado hacia apenas un mes, todavía los alumnos estaban relajados, las explicaciones eran lentas y la convivencia aún era algo incómoda, dentro de clase algunas personas ya habían forjado grupos con las que hacían trabajos y se sentaban a la hora del almuerzo.
Mientras tanto estaban las personas tímidas por naturaleza como era Izuku Midoriya quien apenas hablaba con nadie que no fuera la agradable castaña Ochako Uraraka, ambos se conocían desde la más tierna infancia y el peliverde recordaba cuando entre nervios miró la lista del alumnado de su clase y entre los 19 vio el nombre de su amiga ¡los cielos se abrieron, Dios había escuchado sus plegarias! Sin ella estaría solo y  agradeció profundamente el hecho de que la pequeña estuviese siempre con él.

El miércoles estuvo observando al joven rubio desde una de las mesas más apartadas de la cafetería, Uraraka estaba a su lado anotando sus apuntes en limpio, a su izquierda se había sentado el delegado de la clase, un chico alto y recto que parecía mucho más mayor que ellos, era una combinación de inteligencia y responsabilidad.

-Uraraka-susurró Izuku-Bakugō está muy guapo hoy ¿verdad?

-Todos los días dices eso-inquirió la chica

-¡pero porque siempre viene guapo!-gritó el pecoso, al notar como dos de las personas que estaban al frente le miraron se sonrojó y agachó la vista

Tímidamente volvió a ocuparse de comer, le gustaba sentarse a solas con su mejor amiga porque así podía mirar y comentar todos los varoniles movimientos de Katsuki sin que nadie a su alrededor le mirase o le juzgase por sus exclamaciones poco correctas.

Él solo quería expresar su admiración hacia lo lindo y genial que era el de ojos carmesí, pero constantemente las miradas acusadoras de los demás le advertían que no estaba bien.

-Te pediría por favor que dejes de hablar tan alto, esta es la única mesa en la que hay más silencio y aún así no puedo concentrarme por tus constantes vocerios

-¿V..vocerios?-preguntó con cierta duda y vergüenza

-Sí, vocerios, cuando ese tal Bakugō hace algún movimiento

Midoriya quería cavar un hoyo y enterrarse vivo, la vergüenza de aquel momento le pareció insana, el tipo de su clase había escuchado absolutamente todo.

-¡Lo siento mucho! ¡Lo siento mucho! ¡No quería molestarte! ¡Lo siento mucho! Creeme, lo siento mucho, mucho, mucho

-de acuerdo-dijo subiéndose las gafas-deja de disculparte solo modula tu voz de ahora en adelante

-hey Iida-intervino Ochako-siempre andas quejándote del ruido-rió

-Tan solo no puedo concentrarme

-no pasa nada Uraraka-San-su voz sonó en un hilo de voz provocada por la timidez-no tiene importancia

-Iida esta siempre quejándose de que todos hablamos fuerte, no te preocupes

-¿ustedes se conocen?

-Sí, todos los días al salir de la escuela nos encontrábamos en la parada del tren y ahora somos compañeros de clase-explicó el peliazul

Midoriya entendió que Ochako era capaz de hacer amigos y él no

-Casi es la hora de entrar de nuevo a clases ¿vamos los tres juntos?-preguntó amistosa la castaña

-Me parece correcto

Izuku asintió, hoy era miércoles, después del almuerzo tenían clase de deportes lo que significaba que compartían campo con los mayores, entrando en detalles, con la clase de Katsuki Bakugō.
Nunca le había gustado deportes pero mágicamente al ver al rubio correr de un lado a otro todo sudoroso hizo que le encantase.

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