Cuando llega la hora del café

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Entendía que a veces, solo a veces debemos estar en paz con nosotros para así, estar en paz con los demás.

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De las mañanas amaba especialmente el olor a café recién hecho por las manos de la mujer más especial para mí; mi madre.

*Mensaje*

Lau: Buenos Días mujer hermosa! ¿Puedo llamarte en cinco minutos para quedar?

-Pensé por un instante que respecto a laura y ana, nunca había hecho lo suficiente-. 

Mom: Buenos días hija, hoy madrugaste mucho... ¿Pasa algo? -Sonrió-.

'No mami, nada pasa,  mejor dicho, pasa de todo'.

Mom: La juventud ha cambiado tanto hija, todos cambiamos alguna vez; siendo obligación o convicción propia lo mejor que te puedo aconsejar es que confíes en quien eres y a donde quieres llegar, son la única herramienta con la que crecemos y la que nos lleva hacia la ubicación que nos place un día, donde nos vamos a poder sentir... ¿hablo de convicción propia? A veces creo que me rijo por una mini-dictadura. -Besó mi cabello-.

Mi parte más bonita de la mañana sin duda era esa, cuando la mujer más bonita del mundo se acercaba a darme esos consejos tan valiosos, amaba haber heredado de ella la parte artística, la parte melancólica y a veces tan filosófica.

Después de esa bonita charla debía verme con mi mejor amigo porque a lo mejor estaría por contarme muchas cosas.

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*Móvil sonando*

-A quien se le ocurre llamar justo a las 9 a.m.

'¿Bueno?' -Sacudí mi cabello, estaba recientemente saliendo de la ducha-.

Lau: Buenos días, eve, si te queda un poco de tiempo en tu aganda tan apretada ¿podrías regalarme dos minutos en el bar del hotel?.

'Buenos días señorita laura, es que pese a muchas cosas me quedé pensando que a lo mejor esto ya debió pasar para las dos'.

Lau: Solo quiero que me des la oportunidad de despedirnos... Por lo que fue.

'A las 2p.m.'

Lau: Ahí estaré, a las 2 en el café de la esquina.

'Ten una buena mañana'.

*Colgué*

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De las despedidas, odiaba el simple hecho de que dolían más que cualquier otra cosa.

*Toc Toc*

'Siga'

Hermana: Ana está allá afuera. -Se dío la vuelta y se marrchó.

-Caminé detrás de mi hermana-.

Ana estaba allí con un montón de flores. Sinceramente se veía  preciosa... Nunca la había visto tan femenina; ella no era tampoco Tomboy.

Perfecta desconocida. (Segunda parte -Y ahora es mi novia.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora