Cap. 2 obsesión

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En una mansión en algún lugar.

- dime Gogol, ¿está mal que quiera tener a mi lado muchos niños?- le decía a uno de mis camaradas.

- por supuesto que no, usted tiene todo el derecho del mundo en hacer lo que quiera- decía divertido, yo estaba de acuerdo con él.

Toda mi niñez siempre estuve obsesionado con los niños mas pequeños que yo, mis padres no comprendían eso y me castigaban. Al principio me reñían con palabras, después fueron amenazas y al final mi padre llego a los golpes. Me decían qué estaba enfermo.

Yo no estaba enfermo, solo que nadie podía entender lo que yo sentía al verlos correr, jugar, disfrutar de la vida, a la edad de mis 16 años secuestré al primer niño y jugué mucho con él, pero los niños son frágiles y no tuve cuidado, el murió en mis manos, me sentí tan culpable, no pude esconder el cuerpo del niño y mis padres se dieron cuenta, ellos decidieron llamar a la policía no quisieron protegerme, por esa razón el querido demonio que yacía dormido en mi despertó y no tuvo mas opción que acecinar a mis padres he incendiar la casa, nadie me culpo, todos pensaron que fue un accidente, que suerte la mía.

-Iván, ¿cual es el siguiente lugar al que vamos a ir? - le preguntaba a otro de mis confiables compañeros.

- tenemos que ir a Londres, mi señor, - yo sonreí.

- Gogol prepara la recamara para nuestro nuevo inquilino-

- como guste señor Dostoyevsky – me reverencia y luego se retira, yo mientras tanto acaricio la cabeza de unos de mis niños favoritos.

- dime pequeño Osamu, crees que estoy enfermo – el me mira con mala cara- perdón se me olvida que no puedes hablar- me empiezo a reír a carcajadas y el me silencia mordiéndome la pierna, puede que no hable, pero sus endemoniados dientes son suficiente para recordarme que este niño no hay que subestimarlo, se baja de mi regazo y se va corriendo hacia donde se encuentra Mushitarou  extiende sus manos indicando que quiere que lo cargue, tal parece que le gusta estar con el que conmigo, tendré que pensar si me deshago de Mushitarou o no.

Mientras llene mi mansión de niños seré feliz, y no me importa que nadie entienda mi afición,mi obsesión, yo necesito de mis ángeles, si solo para mí.

Mientras llene mi mansión de niños seré feliz, y no me importa que nadie entienda mi afición,mi obsesión, yo necesito de mis ángeles, si solo para mí

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Cautivo con un pervertidoWhere stories live. Discover now