Cap. 7 ira hacia los adultos.

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A pesar de ser un niño yo sabía lo cruel que eran los adultos, tenía 6 años y ya había matado a un adulto que intento propasarse de mi hermanita Gin, jamás permitiría que algo malo le pasara, pero el problema era que solo éramos unos niños, los adultos se empezaban a amontonar fuera de la casa abandonada en la cual nos refugiábamos mi hermana y yo, ya en el pasado esos mismos sujetos ya nos habían hecho daño, pateándonos ya que les robábamos comida, ¿cómo demonios querían que sobreviviéramos? ¿con aire? Así no se puede vivir en los barrios bajos, uno de los adultos empezó a patear la puerta, debido a que el lugar era viejo no tardó mucho en derrumbarla, entrando los adultos como manada de caballos desembocados, destruyeron todo a su paso llegando hasta nosotros.

- bien malditos mocosos, pagaran por lo que hicieron a nuestro compañero-

- ese imbécil intento hacerle daño a mi hermana- recibí un puñetazo de su parte.

- ¡cállate! Hasta ahora les habíamos tenido misericordia por que su padre nos ayudó mucho, pero eso se termina hoy- uno de los sujetos sacaba tubos de metal y bates de béisbol, eso no me agradaba, sabía que este sería nuestro fin.

Abracé a mi hermana y ella hizo lo mismo, ambos esperamos los golpes que marcarían el final de nuestras cortas vidas, pero justo cuando eso pasaría algo cambio, para nuestra buena o mala suerte, eso dependería después de cómo lo viéramos.

- disculpen señores, pero esos niños los he estado observando desde ayer y no quiero que ustedes dispongan de ellos – ese sujeto parecía estar entre los 20 años, pero su mirada era fría, el parecía un muerto andante esa era mi opinión personal, su mirada ¿era acaso idéntica a la mía?

El resto de los sujetos se empezaron a retirar del lugar tal parecía que sabían que no debían enfrentarse a él y sus acompañantes, pero uno de los sujetos que ya tenían ganas de aniquilarnos no le pareció buena idea el dejarnos en paz.

Vimos cómo se abalanzo hacia la persona que momentos antes dijo que no nos hiciera daño, creí que ese sería el fin, pero ese sujeto ni se inmutó y en un rápido movimiento se deshizo literalmente del hombre, cercenándolo en un rápido movimiento que mis ojos no pudieron seguir, si esa persona era así de fuerte entonces yo quería ser como él.

Pero enseguida me arrepentí de haber admirado a esta persona cuando me jalo el cabello para alzar mi mirada, lo miraba con rabia- bien muchacho, de ahora en delante tú y tu hermana serán mis nuevos juguetes, bienvenidos a la familia, Akutagawa Ryunosuke, Akutagawa Gin, a partir de ahora yo Fyodor Dostoyevsky seré su dueño-

- lo único que sé es que si le pones un dedo encima a mi hermana te reviento la cara- después de eso no tuvimos opción que seguirlo, ese tal Dostoyevsky sonreía.  

Cautivo con un pervertidoWhere stories live. Discover now