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Es sábado y festivo, pero la cafetería sigue abierta.

La chica no aparece, pero el chico si.

Entonces, pienso:

—¿Y si llega a ser él?

Salto ágilmente la barra (tan ágilmentr cómo mi edad permite) y sago del recinto. Pero cómo no, ya no está.

Tú, desconocido, me ocultas algo.

Chocolate caliente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora