Prologó

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(Narrado)

La primera vez que lo vio se enamoró. Yael no podía creer que existiera un ser tan hermoso como el que tenia en frente en ese momento, el rostro del angel resplandecía tanto que lo cegaba, su altura era sorprendente y sus alas... Esas alas que al verlas parecían ser más suaves que la seda y al mismo tiempo tan fuertes como un decenal de espadas amenazantes.

Pero la espada desenvainada del angel junto con su poderosa presencia y aspecto intimidante, hizo que aquel diablillo volviera los pies a la tierra.

Yael, todos los días maldecía el haber tenido la mala suerte de nacer como la especie más baja que podría existir, era un diablo de rango muy bajo y a pesar de sus años de vida su apariencia aun no había madurado, era bajo de estatura, su delgado cuerpo y sus débiles brazos hacían notar su falta de fuerza; su cabello era de color rojo, sus ojos de un brillante color ámbar, su piel era canela con pequeñas pecas que la adornaban; y como cualquier otro diablo tenía un par de cuernos en su cabeza, colmillos en su boca, dos alas en su espalda y una cola.

Yael sabia que era débil físicamente y que no tendría oportunidad contra una ángel como ese.

Su conocimiento

-Me encargaré de mandar al exterminio a los de tu especie- dijo el ángel levantando su espada contra Yael.

El diablillo maldijo en voz baja y dio un paso hacia atrás para comenzar a correr bajando el desierto en dirección a una cueva que dirigía hacia el inframundo.

Las alas de Yael no eran tan resistentes como para volar en el desierto y sus piernas comenzaron a temblar de miedo mientras corría.

El jamás se había topado con un ángel tan poderoso como ese.

Yael tropezó y cayó en la arena, el ángel se lanzó sobre él para matarlo de una vez y cuando aquel diablillo estaba a punto de suplicar por su vida una sombra negra se atravesó para protegerlo.

El nombre de aquella sombra era Gadiel, un demonio de grado medio, fuerte, piel palida, cabello color negro y ojos rojos, un rojo tan intenso que parecían negros, su ropa era completamente oscura, portaba siempre dos dagas para pelear.

Gadiel logró alejar un poco al ángel que no se esperaba tal ataque, había llegado a tiempo para salvar la vida del diablillo.

Gadiel volteó a ver de reojo a Yael indignado al darse cuenta de que estaba a punto de suplicar por su vida a un ángel.

-Ambos serán exterminados en este mismo momento- dijo el ángel con un tono frío y molesto, llamando la atención de ambos.

-¡No lo creo estúpida peste!- contesto Gadiel mientras mostraba las dos dagas que llevaba en sus manos.

Al instante apareció una multitud de demonios alrededor de Gadiel y Yael, todos preparados para pelear.

El ángel sonrió y detrás de él tambien apareció una multitud de ángeles, igualmente preparados para pelear, con sus espadas plateadas desenvainadas.

En ese momento, Yael, que aún estaba en el suelo, se sentía tan estúpido, estúpido por ser tan débil, estúpido por no querer pelear y estúpido por no poder dejar de admirar la hermosura de aquel ángel que estuvo a punto de matarlo.

Yael miro al ángel y se dio cuenta que ya no quería ser un diablillo inútil, una especie que ese ángel tanto odiaba.

En ese momento comenzó una guerra de las muchas que había en aquel lugar, ese desierto que era el lugar donde los angeles y demonios peleaban por dominar a la raza humana.

°Disfraz De Ángel° (YAOI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora