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Sonrío, mis labios dirigiéndose a ese cuello pálido que posee. Oí su suspiro mientras besaba delicadamente esa zona enrredando mis dedos en su cabello.
Lo empuje para estar encima, entonces, al ver que la puerta estaba ligeramente abierta, me levanto de la cama para dirigirme a cerrarla. Casi corrí hasta llegar hacía él para subirme a horcajadas, Jack mirándome sin pestañear; esto era nuevo entre nosotros.

Me mordí el labio inferior, acercándome con sutileza para besarle ambas mejillas sonrojadas; a continuación, le retiré sus lentes para dejarlos sobre su velador junto a la lámpara. El azul de nuestros ojos se encontraron, fue cuando noté que bajo esa mirada de ternura y timidez, se encontraba una chispa de deseo.

Nuestros labios se volvieron a juntar, mi pecho pegado al suyo, y lentamente, con su timidez y temor, rodeó con sus brazos por mi cintura para acariciarme suavemente la espalda. Su toque era delicado, dulce, respetándome como siempre. Por instinto, mordí su labio inferior arrancándole un gruñido que me hizo soltar unas risillas que cesaron en el momento en que sus manos tal parece que tomaran valor así adentrándose bajo mi playera azulada para acariciar mi piel directamente. Sus dedos subían y bajaban por toda mi columna vertebral causándome escalofríos, más cuando se detenían en la zona donde se encontraba el broche de mi sujetador.

—Ah, bruto —murmuré cuando él me devolvió la mordidita en el labio inferior.

Jack soltó una sonrisa entre la timidez y la travesura. Se encogió de hombros.

Resoplé en broma, cerrando mis ojos cuando sus labios me besaron tiernamente la mandíbula. Me gustaba cuando tenía más confianza conmigo, era una forma en la que sabía que él se sentía cómodo, alegrandome internamente.
Suspiré, realmente estaba disfrutando...

—¡Jack, Elsa!

Nos sobresaltamos cuando oímos el grito de su madre.
La puerta seguía cerrada, eso era bueno.
Nos acomodamos en tiempo récord, yo entregándole los lentes a Jack mientras subía un poco el volumen a la película que ya iba cerca del final. Ni idea de lo que pasó, pero al parecer ya varios murieron...
La mamá de Jack, Sonia, abrió la puerta mirandonos con ojos entrecerrados. Sonreí de manera inocente, todo para pasar desapercibidos.

—Los estaba llamando para ver si bajaban a comer —dijo—. Preparé un pastel de chocolate con algunas galletas.

—Mamá...

—¡Ay, que rico! —exclamé emocionada, sonrojándome a continuación—. Digo..., no debió, Sra. Frost.

La mujer rio, haciendo un raro gesto con sus manos.

—Vamos, estoy segura que te encantaran, cariño —me habló amablemente.

Asentí, pasando a ver a mi novio quien estaba a mi lado observando nuestra pequeña conversación.

—¿Vamos? —pregunté.

—Sí, apagaré el televisor.

Mientras él realizaba lo dicho, yo ya acompañaba a su mamá a la cocina. Desde la mitad de la escalera me llegaba el olor, mi estómago gruñiendo al instante. Me encanta el pastel de chocolate al igual que las galletas y más si era hecho en casa, sentía que se le agregaba un ingrediente secreto para que quedaran más exquisitas que las de los Supermercados y Pastelerías.

—Siéntate, querida —dijo Sonia, sacando dos platos para colocarlos sobre la isla de la cocina—. Voy a prepararles un poco mientras Jack baja.

Asentí, ya saboreando el pastel que, sacado del refrigerador, ya se me hacía agua la boca. Mi novio entró a la cocina diez segundos después mientras se acomodaba los lentes, le sonreí al momento en que se sentó a mi lado. Me enternecí al verlo sonrojarse, era tan tierno con sus mejillas encendidas...

Loca por el Nerd ||Jelsa||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora