Loca por el Nerd ||Jelsa||

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✔Ortografía será corregida.
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Caminábamos por el bosque para que me contara finalmente todo. Todavía seguía shockeada por la noticia: ¿Astrid embarazada?
Nos sentamos a la orilla del lago donde los rayos solares reflejaban las suaves corrientes de este; tomé una flor y comencé a quitarle de a poco pétalo por pétalo...

Jack me quiere.

Jack está enojado.

Jack me quiere.

Jack está celoso.

Y así sucesivamente, hasta que, por casualidades de la vida, me salió un: Jack celoso.
Ay, pobre de mi. Aunque será interesante, nunca lo vi celoso...
Sacudo la cabeza, concentrándome em el tema de ahora.

Recapitulemos:
Hiccup Haddock. Diecisiete años, mejor amigo de Jack Frost y el segundo chico nerd que conozco, que adora leer historias fantásticas y molestar a sus amigos, resultó dejar embarazada a una de las amigas de la más diva del instituto.
¿Cómo es eso?
Lo que no entiendo es cuándo pasó y porqué no se protegió. Luego yo soy la más distraída del planeta...

—Me lo contó ayer... —murmuró, sus ojos fijos en el agua—, cuando nos reíamos de Kristoff y ella llegó a la mesa, ¿recuerdas?

—Sí, cuando le regalé el álbum a Jack —asiento—. ¿Cuándo pasó, Hicc?

Suspiró pesadamente.

—El..., el profesor de matemáticas me puso de tutor para Astrid hace un mes. El hombre no quería que la chica estuviera otra vez a punto de repetir el año —empezó a decir, encogiéndose de hombros—. Fue raro en un principio, hasta que nos logramos llevar bien y... —negó, una de sus manos fue a su cabeza, enredando sus dedos con sus mechones castaños— Un día en su casa, no había nadie y... sólo pasó y ya.

Y por eso, niños, hay que controlar las hormonas.

—Es que no entiendo, yo soy la idiota que confundió el condón con una pastilla en los primeros días de clases, y creo que a nadie se le olvidará eso —asiente de acuerdo con lo que digo, mirándome esta vez—. ¿Pero tu no te acordaste de protegerte?

—Para que veas que de idiota le sale a cualquiera —se ríe sin ganas.

—..., ¿Cuánto tiene? —pregunto luego de segundos.

—Tres semanas —miró al frente—. Las pruebas caseras no le funcionaron, según ella, y tuvo un doctor que confirmárselo —agachó la mirada con sus manos en la cabeza para revolver su cabello en un frustrante gesto—. No sé que voy a hacer, Elsa... —su voz pasó a ser quebradiza— N-No sé...

—Shh... —lo abracé como consuelo— Lo harás bien, tranquilo —susurro—. Nos tienes a nosotros, Hiccup, a tus amigos que te vamos a apoyar en esto —suspiro—. Y aunque no creas, un bebé no es tan malo después de todo... talvez no estés preparado, y eso es obvio, pero sé que no lo dejarás sólo... sin importar qué le suceda en su vida —termino por decir en un susurro.

—¿Por qué lo dices de esa forma? —se separa para verme con el ceño fruncido.

Diablos, ya me puse sensible...

—Porque... a mi me pasó —me encogí de hombros.

Abre los ojos a su tope.

—No me digas que... —se calla, sin embargo, por la mirada de reojo que le dio a mi panza, me hizo ruborizar y a negar de inmediato.