Cap. 1: La huida

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Era la primera vez que notaba bajo sus fríos pies desnudos la verde hierba que veía des de la ventana de su habitación. Jane había permanecido durante 6 meses en ese psiquiátrico de enfermeras vestidas de verde claro, de doctores de bata blanca y de guardias de uniforme. Se había aburrido tanto... sabía donde estaba absolutamente todo, se había hasta aprendido cuantas escaleras habían des de la primera planta hasta la segunda. Había tenido tiempo de planear su huida pero no había planificado sus sentimientos. No sabía que al caer en la hierba sentiría una profunda libertad que la dejaría durante unos instantes completamente quieta, mirando al horizonte.

Después de esos intensos instantes de quietud se volvió y miró por última vez lo que fue lo peor de su vida. Recordó todas esas caras que la habían traído aquí y todas esas otras que había conocido en ese lugar gris. No sentía felicidad, aunque la quisiera sentir en lo más profundo se su ser. Sentía miedo. A pesar de estar triste dentro del psiquiátrico se sentía segura pero ahora observaba hacia sus lados y sólo tenía aire, viento, la obscuridad de esa noche.

Salió corriendo en una dirección, ella no sabía hacia donde la llevaría ese destino, que le esperaba. No sabía nada a pesar de haberlo planeado durante tanto tiempo. Hacer planes no le sirvió de mucho. No le sirvió de nada. Sus piernas andaron por si solas sin pensar, pero su mirada seguía aun en la ventana de su antigua habitación. Sólo tuvo que encenderse la luz literalmente para que su cabeza dejara de mirar hacia atrás y mirar hacia delante, hacia su futuro. La luz la había encendido los de seguridad que cada noche a las nueve pasaban lista. Ella sabía que las almohadas que puso debajo de la sábana formando así un cuerpo humano le darían el tiempo necesario para correr hasta los bosques del este. Acertó. Poco tiempo después no sólo tenia aire, obscuridad y viento a su lado, sino que estaba rodeada de árboles de hojas marrones.

¿Y ahora?

Su ventana no le permitía ver más allá de los bosques. ¿Dónde estaba el pueblo más cercano? Una carretera o una calle le servían pero no encontraba nada y empezaba a tener frío. Debía haber cogido los calcetines, pero ya era tarde.

Una hora después, entre los arbustos vio una luz amarillenta. Se lanzó sin pensarlo aunque luego, quiso no haberlo visto nunca jamás.

Huye otra VezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora